Un cruel sistema

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Juan

-Wooooooow, eso estuvo genial, cómo fue que lo hiciste- exclamé alegremente.

-Así es, ocupaste magia que no pertenece a tu grupo. Superaste tus propios métodos.

-Jeje, gracias Psique, pero tú sigues siendo la mejor hechicera y la preferida de Circe. Yo sólo aplique conocimientos básicos de la alquimia, un sello invoca un elemento. La mayoría se demora horas en crear un sello alquímico, pues necesitas los materiales adecuados, pero estos ingredientes se obtienen principalmente de la naturaleza. Yo tengo la capacidad de crear cualquier planta, por lo que tenía la materia prima, sólo me faltaba darle la forma, y en ese sentido el viento fue mi conductor. El viento mezclado con mi habilidad TeN, el Mantra, me permitió darle la forma que quisiera. Luego necesitaba un elemento lo suficientemente poderoso para activar el círculo alquímico, y la respuesta estaba en estos aros que me dijo mi hermana: la perla de ayanami. En definitiva, puse en práctica todo lo aprendido estos meses junto a ustedes.

-Eres sorprendente Ángel. Podrías enseñarme esos sellos alquímicos, quizá por fin podría ocupar algo de magia- dije con aún más entusiasmo.

-El problema es que ya no es una carta sorpresa- dijo Damián y se fue a acostar.

-No te quedarás a celebrar. También ganaste tu combate.

-No tengo nada que celebrar- me respondió. Cerró las puertas con fuerza, con el fin que quedara de manifiesto que no quería ver a nadie en ese momento.

-Y qué me dices de todo lo que te dijo esa loca- le inquirió Abel a Ángel, no vaya a ser que le creas. Sólo intentaba desanimarte.

-Puede ser, pero tiene razón. Creo que también me iré a acostar.

-Y qué pasará con la fiesta- intenté detenerla.

-Vete a descansar tú también, mañana te tocará combatir.

Psique lo detuvo, -déjala, tiene que pensar y una decisión que tomar- le señaló su hermano.

Era cierto, el próximo combate dividiría al grupo para siempre y ya no habría vuelta atrás. Por eso la tristeza de ambos y aunque quisiésemos ocultarla, los dos que han luchado juntos para llegar a ese momento, deberán romper el destino del otro. Lo que más me asusta es la agresividad de los tres combates que me tocó observar el día de hoy. Soy solo un humano que sabe hacer escudos. Traté de dormir, pero algo me incomodaba por lo que decidí ir a dar una vuelta. En la oscuridad de esa noche, la suerte quiso que me cruzara con ese sujete. No pensé en saludarle, ni darle explicaciones, simplemente lo dijo, mirándolo nuevamente a los ojos.

-Por favor, no lo mates.

-¿A quién, te refieres? ¿A mi primer contrincante? ¿Shainy se llamaba?

-Kenishi.

-Dame una razón para no hacerlo.

-Tiene una vida por delante, no te digo que pierdas, solo bótalo del escenario sin dañarlo. Perdió a su madre y a su padre...

-Pues debería juntarlos con ellos.

-No, él...

-Qué conmovedora historia, pero por qué me la cuentas.

-Porque me di cuenta de que Nicolei y Kodashi tienen corazón, tú también lo debes tener. No debe ser fácil perder a tus dos compañeros en un mismo día-. Una brisa sacudió la fría noche.

-Esa misericordia que me da asco. Sólo piensas en ayudar a los demás, creer que no existe la maldad. Hay gente que le gusta hacer daño, no lo puedes negar y por muy convencido de que estés de lo contrario, tus creencias no modificarán la realidad, al revés, la realidad modificará tus convicciones. Ya lo verás.

Un nuevo orden mundial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora