No te forzaré a nada

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-Pueden besar al novio- Dijo el saserdote con una sonrisa.

El Charro tono con delicadeza las mejillas de su ahora esposo, aserco sus labios y los unió en un beso el Charro intentaba que fuera especial pero Leo no correspondió el beso solo abrió ligeramente sus labios dejando un poco enojado a al Charro.

Cuando el saserdote termino de decir quién sabe que cosas salieron de la iglesia al salir fueron resividos por una llovía de pétalos de rosas y un poco de arroz como era costumbre.

El Charro subió Leo al carruaje, se notaba que lo avía hecho enojar pero aún así le valió tres hectáreas de madre que lo estará.

Cómo buen marido el Charro subió al carruaje siendo despedidos por los amigos y familia de Leo, todos sabían que probablemente no lo volverían a ver pero aún así le desearon felicidad.

-Se que estás enojado Leo pero espero que pronto entiendas que realmente te amo- Dijo el Charro

-Si tanto me amas por qué no llegaste antes a mi vida? por lo menos hubiéramos sido amigos- Dijo Leo enojado

-Estaba ocupado Leo por eso no me aserque- Dijo el Charro

-... Al final ya estamos casados y quiera o no tengo que estar a tu lado- Dijo leo volteando a ver cualquier cosa que no fuera el Charro

-Leo se que no me quieres, se que esto no es de tu agrado y no importa lo que pase te prometí que siempre estária contigo y sobre la luna de miel...- dijo el Charro

-Antes de que digas algo solo te voy a pedir que seas gentil está bien?- Pidió Leo un poco desanimado mientras lo volteaba a ver.

-Se eso quería hablar, Leo yo no te voy a hacer nada en la luna de miel ni en cualquier otra noche a menos que tú los quieras, de hecho en la hacienda tenemos cuártos separados para que estés más cómodo no te voy a obligar a nada ni te voy a chantajear, o te voy a hechizar, ni voy a usar los lujos que te daré para que me des alguna forma de cariño por qué se que no sería cinsero y yo quiero que si algún día me das un tipo de cariño sea por qué tú quieras no por que te sientas obligado, te amó Leo y si algún día tú me llegarás a amar de forma genuina sería lo mejor que me aya pasado en toda mi existencia- Dijo el Charro mirando a Leo.

Leo lo miro sorprendido no sabía sabía si era una mentira pero si lo era entonces por que sentía cierto calor en su pecho, sus mejillas tomaron un tono rosado y volteo a cualquier otro lado.

-Mi mi deber como esposo es sa satisfacerte en ese sentido Charro por lo que te dejare tomarme por la luna de miel -Dijo Leo muy nervioso.

-Leo no tienes que- No hablar por lo que pasó.

Leo se puso un poco incomodo sabía que vendría un enorme discurso de que no tenía que forzarse a nada, y bla bla bla... Así que decidió callar al Charro por lo que sin que el charro se diera cuánta se aserco lo suficiente como para callarlo con un beso, solo era lo que muchos decían un beso de poquito.

-Ya cállate hablas demasiado- Dijo Leo.

El Charro solo pensó que fue por qué no soportaba el hecho de que hablara por lo que guardo silencio, Leo noto eso por lo que decidió ahora dar su propio discurso.

-No se que creas en este momento así que mejor te digo esto de una vez, no me desagrada el que hables conmigo, ni mucho menos tu voz solo que te la pasas diciéndome que no estoy obligado a nada y bla bla bla por lo que por unos minutos quería que dejaras de hablar, además por mucho que me enoje, te grité, patalee, te golpeé, haga berrinche o te odie no va quitar el hecho de que ya estamos casados, así que no creas que quiero que te quedes callado solo te pido que no repitas lo mismo un buen rato habla de cualquier otra cosa, no lo sé de ti hacienda de que haces o cualquier otra cosa. Por cierto por qué quisiste que llevara un vestido?!

-Mejor no te digo- Contesto el Charro

Leo lo miro con un poco de enojo, pero lo único que hizo fue suspirar

Una jaula dorada para el pájaro más hermoso de todos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora