un ataque

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Con la respuesta ya en su mente ambos demonios acordaron decirle a Leo al día siguiente no sabían cómo se lo hiba a tomar pero al final seria decisión de el.

Con nerviosismo al día siguiente dieron paso a la panadería donde esperaban que Leo estuviera, pero para su sorpresa Leo no estaba según Nando Leo avía salido a dejar un pedido en la calle de la nahuala.

Aún que estaban sorprendidos decidieron esperar un poco según Nando estaba por llegar pero a medida que los minutos pasaban se preocupaban más y más después de todo Leo no era de los que se tardaban en ninguna cosa siempre intentaba que las cosas fueran lo más rápido que se pudiera.

Con más nervios y preocupación ambos demonios decidieron ir a buscarlo.

En el camino asía la calle de la nahuala escucharon un fuerte grito, que aún que era algo un poco raro para ellos pronto entraron en pánico el grito era de Leo.

Corrieron como si su vida dependiera de ello asia el origen de aquel grito estaba un poco lejos pero sus ojos demoníacos les ayudaron pero... Vieron algo que hizo que su sangre hirviera.

Leo estaba tirado en el piso con lagrimas en sus ojos, la boca cubierta por una especie de trapo, su nariz sangraba, sus muñecas estaban amarradas por una cuerda, su camisa estaba abierta dejando ver su pecho y abdomen, pero lo que más los alertó, asusto y enojo fue que el pantalón de Leo no estaba en su lugar todo lo contrario estaba al lado de Leo, entre las piernas de Leo estaba un idiota de no mas de 18 años en sus labios una sonrisa malévola, tenía el pantalón un poco bajado pero sin que estará fuera de su cuerpo, avía alguien más hay era otro chico de unos 17 parecía asustado pero aún así sostenía con fuerza las muñecas de Leo que se retorcía en un intento desesperado de alejarse de esos dos chicos.

El corazón de Lucifer estaba a millas por segundo y el de el Charro estaba a kilómetros, estaban como locos la rabia pronto se volvió algo muy normal en sus cuerpos, la adrenalina no tardó en hacerlos correr más rápido de lo que ya corrían.

Asiendo hizo de su habilidad demoníaca ambos corrieron a una velocidad simplemente ridícula, llegando en auxilio de Leo en menos de 2 segundos.

-Deja de moverte idiota!- Le grito el chico que estaba entre sus piernas

-Leo escúchalo por favor no te muevas relájate- Le pidió con miedo el otro que agarraba sus muñecas pero también que los estaba soltando para que Leo se defendiera y claro con mucho cuidado de el otro no lo viera.

-Que no te muevas!- Grito el otro dándole una bofetada a Leo en sus mejilla derecha rompiendo su labio inferior y asiendo que suelte un grito que fue ahogado por lo que tenía en la boca.

Lucifer y el Charro negro estaban que hervian literalmente, sin gastar tiempo ambos se acercaron a ambos jóvenes. Lucifer tomo del cuello al pendejo que estaba intentando penetrar a Leo sin mucho éxito por qué se movía y lo arrojó con fuerza asia una de las paredes cercanas, el Charro noto que el otro intentaba ayudar a Leo por lo que solo lo tomo del cuello de la playera lo alzo y lo lanzo lo suficientemente fuerte como para que cayera a 2 metros de distancia.

-Vete de aquí!- Le grito el Charro al chico que ahora estaba asustado

Con miedo y algo de gratitud el chico solo asíntio antes de pararse lo más rápido posible y corriendo, casi se cae mas de una vez en su intento de salir corriendo.

Lucifer sin perder tiempo se quitó el saco que tenia puesto, poniéndo selo a Leo en los hombros rompió la cuerda que ataba sus manos y  le quitó la tela que estaba en su boca.

En un intento por sentirse a salvo Leo abrazo fuerte mente a Lucifer mientras lloraba y le agradecía por salvarlo.

El charro se aserco a ambos y se unió en el abrazo, tenía miedo de ser rechazado por Leo ya que también tuvo una situación similar con el pero Leo lo único que hizo fue devolverle el abrazo.

Las lágrimas de Leo eran dagas en el corazón de Lucifer y el Charro, se sentían culpables por lo qué sucedió, más Lucifer, el era su guardián y no pudo protegerlo de dos insignificante mortales.

Los días pasaron con cierta normalidad ambos demonios cuidaban a Leo turnándose para que el otro pudiera aser su deberes.

Leo comenso a darse cuenta de que tenía ciertos sentimientos por ambos demonios pero aún así quería estar seguro hasta entonces no le diría nada a ninguno de los dos.

No me maten se que me tarde en publicar este capítulo y la verdad si siento que me pase pero por favor entiendan que soy estudiante y la escuela si me consume tiempo.

Una disculpa por la tardanza, prometo que estaré publicando más seguido.

Una jaula dorada para el pájaro más hermoso de todos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora