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Había pasado un mes desde que habíamos llegado a París

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Había pasado un mes desde que habíamos llegado a París.

Denki no mintió. Los entrenamientos estaban siendo duros, pero totalmente necesarios.

—¡Vamos! Hasta un caracol lo haría mejor que vosotras.

—¡Eso! ¿Queréis ganar, verdad? ¡Pues ponedle más ganas!

Ambos incluso parecían disfrutar con nuestro sufrimiento.

Yaoyorozu parecía cansada. Incluso más que yo, pero no me extrañaba. Había descubierto algunas cosas sobre ella, y una de ellas es que no dormía bien.

A veces se levantaba por la noche y se quedaba despierta con un libro, o simplemente se levantaba y miraba por la ventana. Era probable que tuviera pesadillas, ya que a veces hablaba en sueños, o que sufriera de insomnio. Sin embargo, nunca me había atrevido a preguntarle, aunque quise hacerlo.

—¡Momo! ¿Qué te ocurre hoy?—suspiró Ashido—Vamos chicas, dos vueltas más y se acabó por hoy.

Ambas corrimos ochocientos metros más. Yaoyorozu siempre iba detrás de mí, no había conseguido adelantarme una vez más desde aquella competición.

—Bien hecho—sonrió Denki—Iros a duchar antes de cenar. Os esperaremos en el vestíbulo. No lleguéis tarde.

Asentimos ante sus palabras.

—¿Te encuentras bien?—le pregunté.

Ella me dedicó una sonrisa.

Otra cosa que había aprendido de ella es que sonreía demasiado, incluso si no se sentía con ganas de hacerlo.

—Sí, solo estoy cansada.

No dije nada al respecto hasta que llegamos a la habitación.

—Oye.

—¿Sí?

Ella me miró cogiendo ropa limpia antes de entrar al cuarto de baño.

—Sé que no duermes bien ¿Lo sabe tu entrenadora?

Agachó la mirada y negó con la cabeza.

—Deberías decírselo.

—No es nada, no quiero preocuparla. Seguro que hoy dormiré fenomenal—me mintió. Sabía que se estaba mintiendo a ella misma.

Suspiré, pero preferí no decir nada más.

Ella se metió en el cuarto de baño y en unos minutos escuché el agua de la ducha.

Un cuarto de hora más tarde me quedé mirando su estantería llena de libros. Había uno que era más grande que el resto y me llamaba la atención, así que lo cogí. Sin embargo, al hacerlo cayó una fotografía que se encontraba dentro.

Era ella a lo mejor un año o dos atrás y estaba con un chico más mayor. Era pelirrojo con mechas blancas y tenía un ojo de cada color.

Me sorprendió. Aquel chico era un entrenador muy famoso, aunque hacía más de un año que no se sabía nada de él. Giré la foto, pero no ponía nada.

Línea de salida | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora