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En el momento de la competición ambas nos miramos desde nuestras posiciones.
Íbamos a dar lo mejor de nosotras y teníamos claro que íbamos a quedar las dos primeras. Éramos las mejores. El resto eran buenas, pero nosotras éramos prodigios del atletismo.
Nos habíamos esforzado muchísimo y merecíamos llevar a Japón el trofeo de número uno y no me importaba si ese trofeo lo conseguía Momo o yo.
Quería ganar, pero también disfrutar aquella carrera junto a la persona que quería, e iba a hacerlo.
—¡Adelante!
Cuando sonó aquel ruido estruendoso mis piernas se movieron solas y desde el primer segundo llevé la delantera. No me dejé distraer por nadie, mi único objetivo era aquella pista. La línea de meta.
Durante el recorrido no vi a Momo quedar cerca de mí, lo que significaba que no iría segunda, pero sabía que Momo Yaoyorozu siempre sorprendía y esa vez no fue la excepción.
A la última vuelta el público vitoreó su nombre y supe que estaba remontado a todas las competidoras una tras una, hasta llegar a mí.
No pude evitar sonreír, pero aceleré. Ella también lo hizo y hubo un momento en el que sentí que solo éramos nosotras dos en esa competición mundial.
Tenía la meta delante de mis ojos y al llegar supe que había quedado segunda. Momo dio un impulso en el último momento, vi sus piernas largas atravesar la línea de meta unos segundos antes que yo.
Se que Momo dejó salir todas sus emociones contenidas para lograr ese impulso y con ello, la victoria.
Quedé segunda, pero en ese instante fui la persona más feliz del mundo al ver a la persona que quería ser la ganadora.
—¡Lo hemos conseguido!—gritó.
Ella me abrazó con fuerzas y yo se lo seguí disfrutando de sus brazos.
El público gritó eufórico y los japoneses que habían asistido a ver la competición gritaron como locos.
—¡Japón se lleva los dos primeros puestos!—exclamó el presentador.
Momo clavó sus ojos negros en mí y sonrió. Una sonrisa hermosa. Nadie más que ella se merecía ganar. Le había demostrado al mundo de lo que era capaz, ambas lo habíamos hecho.
—Has estado increíble—sonreí.
—Y tú también, Kyouka.
Estaba segura de que habría rumores y muchas noticias sobre nosotras, pero no me importó y a ella tampoco lo hizo, porque me abrazó de nuevo con cariño y emoción por lo que habíamos conseguido.
El público gritó de nuevo y todo se llenó de aplausos. En ese momento me dio igual todo, me sentía la persona más afortunada del mundo.
Me sentía como si pudiera correr una maratón cien veces.
Aquella fue nuestra meta. Un pequeño trozo de lo que ambas conseguiríamos más adelante, juntas.
Fue el final de nuestra línea de salida.
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¡Hola! Millones de gracias por haber llegado hasta aquí, espero de corazón que os haya gustado la historia ¿Opiniones? <3
Si me veo inspirada tal vez pueda hacer algún capítulo extra ¿Tenéis alguna idea?
Gracias también por todos vuestros comentarios de apoyo. Me ayudan mucho a inspirarme y a tener ganas de escribir futuras historias :)
Me ha gustado la temática deportiva, tal vez vuelva a hacer una historia parecida ;)
