Pasaron un par de horas desde lo ocurrido y no pude estar tranquila. Por suerte, Ashido salió de la habitación de Yaoyorozu y me miró.
Era una sonrisa triste.
—Jirou—susurró—Creo que está mejor por si quieres ir con ella. Seguro que le ayuda estar contigo—sonrió.
—¿Ella...?—Ashido me interrumpió.
—Está más calmada, he llamado a sus padres y ellos se ocuparán de que él no se vuelva a acercar a ella.
—Gracias—suspiré aliviada.
Fui lo más rápido que pude.
Al entrar a nuestra habitación abrí la puerta con delicadeza. Ella me miró y agachó la mirada.
—Siento mucho lo que dije antes—su mirada estaba proyectada en sus propias manos—Solo querías ayudarme y te dije cosas horribles.
—Momo—ella me miró. Quise llamarla por su nombre, para que supiera que podía confiar en mí.
Me senté a su lado y le dediqué una sonrisa. Ella, sorprendida, entreabrió los labios. No solía sonreír demasiado a los demás, pero quería que Yaoyorozu tuviera todas mis sonrisas.
—No te preocupes, está todo bien. No estoy enfadada, solo preocupada.
Por unos segundos ninguna de las dos dijo nada. Hasta que Yaoyorozu se dispuso a hablar.
—Él era como un hermano para mí—suspiró. Su voz temblaba—Era algo así como mi mejor amigo.
—No hace falta que me lo cuentes si no quieres. No quiero que te veas obligada.
La miré con preocupación, pero ella negó con la cabeza. Quería contármelo, y me hizo sentir que confiaba en mí.
—Le conozco desde que era tan solo una niña, así que siempre le veía como un ejemplo a seguir. Éramos muy unidos—miró sus manos—Sin embargo, cuando empezamos a entrenar más en serio fue como si solo me quisiera para él, por eso no he competido antes, él no me dejaba. Pensé que era normal, pero ese día en los vestuarios me di cuenta de todo, de que él no era la persona que creía que era.
No pude evitar que varias lágrimas resbalaran por mis mejillas. La forma en la que lo contaba era dolorosa.
—Me estuve culpando durante mucho tiempo, pero me di cuenta de que nada de lo que ocurrió fue mi culpa—sus ojos oscuros me miraron con pena.
—Por supuesto que no, no fue culpa tuya.
—Después de un tiempo decidí empezar de nuevo. Nos mudamos y mis padres encontraron a Mina. Correr me ayudó muchísimo. Además, he podido conocerte. Gracias por dejarme estar a tu lado, Kyouka.
Tras sus últimas palabras me dedicó una sonrisa a la vez que frotaba sus ojos.
—Momo, déjame estar a tu lado.
La miré con sinceridad en mis palabras.
—Me da igual quien gane. Hasta ahora pensaba que mi único objetivo era ganar, pero me he dado cuenta de que sea quien gane...—pensé bien mis palabras—Me he dado cuenta de que si tú ganases yo sería la persona más feliz del mundo.
—Kyouka...—susurró.
—¡Por favor!—la interrumpí—Corramos la última carrera juntas. No te rindas.
La miré con decisión cogiendo sus manos y ella asintió.
—Sí, hagámoslo—sonrió.
La abracé con fuerzas. No iba a permitir que nadie más volviera a hacerle daño.
—Te prometo que yo jamás te haré daño—la miré fijamente.
Su agarré se apretó, hasta que decidió separarse de mí.
—Estoy segura de eso. Sé que si estoy contigo no tengo por qué tener miedo—noté como sus mejillas iban recobrando un color rosado—Fuiste tú quien consiguió salvarme y sacarme de ese agujero negro.
—Yo...
—Así que siempre voy a estar agradecida contigo.
La miré a los ojos. Mi pulso había aumentado y ella desvió la mirada con un poco de vergüenza.
Tuve el impulso de besarla, pero sentía que no era el mejor momento. Ella no estaría preparada y mi cabeza en ese momento era un remolino de emociones y sentimientos.
—Quiero estar contigo—me dijo de repente sin dejar de mirarme.
—¿Eh?
Una pequeña risa me sorprendió a medida que mis mejillas se tornaban del mismo color que las frambuesas.
—Estás pensando que no es el mejor momento por lo que te he contado ¿Verdad?—sonrió—Llevo meses esperando y lamentándome, pero estoy segura de esto Kyouka. Quiero estar contigo.
—Yo también quiero estar contigo—confesé.
No pude evitar reír de la emoción al mismo tiempo que la abrazaba con todas mis fuerzas. Ella me siguió el abrazo.
—¿Puedo...?
Ella me miró confundida. Yo miré sus labios y al hacerlo me dedicó una sonrisa tímida. Se veía avergonzada.
—Sí, claro.
La besé.
Había querido hacerlo durante mucho tiempo y ella me correspondió.
Por primera vez sentí con algo más toda la adrenalina que solo había sentido corriendo y encontré algo que sabía que llegaría a querer incluso más que correr.
Y ese algo era Momo Yaoyorozu.
¡Hola! Gracias por leer y espero que os haya gustado el capítulo ¿Qué os parece la relación de Momo y Kyouka en esta historia? <3
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Línea de salida | MomoJirou
RomanceDonde Momo y Kyouka son atletas profesionales y tienen que competir juntas. [AU sin quirks]