9

699 98 161
                                    

El día de la gran competición no había tardado en llegar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El día de la gran competición no había tardado en llegar. Ambas estábamos nerviosas, pero al mismo tiempo ansiosas por empezar a correr.

—¿Estás bien?—me preguntó.

Momo me miró y me dedicó una sonrisa. Asentí algo avergonzada.

—Sí, hemos entrenado mucho. Estamos más que listas—mis palabras estaban llenas de confianza.

Habíamos llegado a un gran polideportivo con una pista enorme. Reconocí a algunas de las corredoras que participaban de haberlas visto en la televisión.

—Chicas, vamos a buscar unas cosas y a ver qué posiciones os tocan. Os dejamos solas un momento—me informó Denki.

Nosotras asentimos a medida que él y Ashido se alejaban. Momo miró a la pista y sonrió. Mientras esperábamos decidimos ir a un patio exterior, no había nadie, así que sería un buen sitio para desconectar de todo el ruido.

—Estoy muy feliz de poder competir juntas—le dije con una pequeña risa—Nunca pensé que diría esto.

—Yo también, Kyouka—rio—Aunque estoy un poco nerviosa.

—Todo saldrá bien, ya verás.

Ella se acercó para besarme, pero de pronto su acto se detuvo.

—¿Momo?

Vi como su mirada se había congelado a un punto fijo. Miré en su dirección y mis puños se apretaron de la rabia.

Shoto Todoroki se encontraba allí y noté como su mirada se dirigió hacia Momo. Ella tenía miedo, ya que había empezado a temblar.

Sin pensármelo dos veces corrí en su dirección y le golpeé el rostro con todas mis fuerzas. Sin duda le tomé por sorpresa, porque no pudo mantener el equilibrio y cayó al suelo.

—¡Kyouka!—Momo me gritó con preocupación ante aquella escena.

Él me miró fijamente a la vez que se limpiaba el labio partido, lleno de sangre.

—Voy a matarte—gruñí.

—He venido a hablar con Momo. No pintas nada aquí.

—No pienso dejar que te acerques a ella—apreté el puño con fuerza dispuesta a golpearle de nuevo.

Una risa sarcástica salió de sus labios.

—¿Eres su guardaespaldas?

De pronto, me empujó y vi como se dirigía a ella. Pude ver en sus ojos negros un gran terror por ese hombre, así que corrí en su dirección y me tiré encima de él. Al hacerlo, no pude dejar de golpearle.

—¡Suéltame!—gritó.

—Kyouka, déjalo.

Las palabras de Momo fueron tas serias que lo solté. Su respiración estaba agitada y se acercó a él.

—Momo...—sonrió esperanzado. Su sonrisa me asqueó.

Ella no dijo nada, y él siguió hablando.

—Quiero que hablemos, sabes que lo que hice fue porque te quiero y quiero estar contigo. He pagado una gran cantidad de dinero para poder salir de prisión y decírtelo. Por favor, dame otra oportunidad. Te lo suplico.

Ella le dio una patada en el rostro. Todoroki gimió de dolor. Me sorprendí, pero a la vez fue una escena muy gratificante

—Cómo te vuelvas a acercar a mi te arrepentirás—gruñó—Ya no soy la chica débil de la que te aprovechaste. Me arruinaste la vida, estuve mucho tiempo sin poder salir de casa y sin poder dormir bien. Dudo que vuelva a poder dormir bien jamás ¡Por tu culpa! Así que no pienso dejar que te acerques a mí.

Ante sus palabras él la miró con sorpresa.

—Llamaré a mis padres para que hablen con un juez de verdad, no pienso dejar que salgas de prisión de nuevo. No voy a permitir que le hagas a nadie lo que me hiciste a mi, porque te juro que si lo intentas acabaré contigo personalmente.

—Momo...—susurró—Por favor.

Él no dijo nada al respecto, aunque no pude leer bien su expresión.

—Vámonos, Kyouka.

Ella cogió mi mano.

—¿Estás bien?

—Mejor que nunca—sonrió.

Suspiré aliviada cuando volvimos dentro y Todoroki no nos siguió.

Al hacerlo, Momo se derrumbó. Yo me agaché para quedar a su altura. Estábamos en una especie de pasillo, por el cual no pasaba nadie.

—¿Momo?—pregunté con preocupación.

—Tranquila, estoy bien. Solo ha sido duro volver a verle y recordar aquello—la miré con tristeza—Cuando ocurrió ni siquiera podía hacer cosas normales, como salir de casa o mirarme al espejo, pero tú me armaste de valor.

—No, has sido tú. Todo este tiempo has sido muy valiente—sonreí.

Yaoyorozu me miró y me abrazó con fuerzas.

—Tú puedes, nosotras podemos—aseguró.

—Claro que podemos. Juntas—sonreí.

La rodeé con mis brazos y besé su hombro. Íbamos a conseguirlo.

¡Hola! Gracias por leer otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola! Gracias por leer otra vez. Ya estamos casi al final de la historia :(
Mil gracias por todo el apoyo y espero que os este gustando <3

Línea de salida | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora