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Siempre vi a Shoto como un hermano mayor para mí

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Siempre vi a Shoto como un hermano mayor para mí.

Nos llevábamos siete años y le conocía desde que era una niña, por lo que nunca me imaginé que pudiera llegar a hacer algo como lo que hizo.

—Momo—sonrió—¿Todo bien? ¿Necesitas que te ayude en algo?

Se portaba realmente bien conmigo. Era amable y se preocupaba por mí.

—Cariño, como hemos visto que ahora te gusta tanto correr hemos pensado que Todoroki podría ser tu entrenador—sonrió—Él se ha ofrecido.

Cuando mis madre me dijo que Shoto sería mi entrenador me sentí muy feliz de poder tener a alguien como él a mi lado.

—No soporto a Yaoyorozu. Siempre gana y encima estoy segura de que el entrenador se esfuerza más con ella que con todas nosotras ¿No crees?

—Sí, en eso tienes razón. El entrenador siempre está con ella. Además, se cree la mejor solo por ser alta y tener un poco más de técnica que nosotras. Es patética.

Nunca me lleve bien con mi equipo, pero como tenía a Shoto, no me quejaba de ellas. Solo las ignoraba.

Por eso pensé que le conocía y que podía confiar en él, pero demasiado tarde, me di cuenta qué no.

—¿Y cuándo podré competir?—le pregunté—Llevo entrenando mucho, me gustaría competir.

—Más adelante ¿De acuerdo?

Solía responderme aquello acompañado de una gran sonrisa. Pensé que era normal, que él tal vez pensaba que no estaba preparada, pero descubrí que aquello no tenía nada que ver.

—¿Es por qué no soy lo suficientemente buena?—agaché la mirada.

—¡No! Por supuesto que no—él cogió mis manos tomándome por sorpresa—Momo, eres perfecta. Solo prefiero que te esperes un poco más ¿Acaso no te gusta entrenar conmigo aquí?

Él no soltó mis manos e incluso las acarició. Yo no hice nada.

—Sí, me gusta entrenar aquí.

—Entonces no te preocupes. Además, aún no eres mayor de edad. Es mejor esperar ¿No?—sonrió.

De algún modo logró convencerme, pero en el fondo sabía que no tenía lógica. Otras chicas de mi edad competían.

—Confía en mí.

Asentí y le dediqué una leve sonrisa. Él me miró y sonrió de nuevo.

—Vamos, sigamos entrenando.

No logré hacer que cambiara de opinión. Sin embargo, veía las competiciones por televisión deseando poder estar allí. Ahí fue la primera vez que vi a Jirou. La admiraba, sin duda quería llegar a ser igual de buena y persistente que ella.

Línea de salida | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora