Capítulo 1

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CAPÍTULO 1

-¡Rebeca! - gritó mi madre.

-¿Sí?

-Tengo que hablar contigo.

Así empezó lo que aparentemente era un sábado normal.

-Mamá... me acabo de levantar.

-Lo sé - Mi madre era una mujer alta, por lo menos eso pienso yo, tenía el pelo largo y rizado. Sus ojos eran grandes y azules. En cuanto a personalidad... quería lo mejor, siempre buscaba la perfección, al igual que papá.

-¿Qué quieres? Es fin de semana y me gustaría dormir - dije levantándome de la cama y sacudiendo las sábanas.

-No. Necesitas practicar con el violín, he llamado a tu prima Sheila para que te ayude con el inglés y tengo una sorpresa para ti.

-Primero; iba a practicar sin que me lo pidieses, segundo; no necesito ayuda y tercero... ¿qué sorpresa? - mi madre salió de mi enana habitación y vino con un papel amarillo y me lo puso en frente. Tan cerca de mi cara que no podía ni leerlo.

-¿Qué es esto?

-Léelo - miré detenidamente el papel, y descubrí que era un folleto - ¿Interpretación?

-Sí, ¿no es emocionante?

-Pero no lo entiendo. ¿Ahora también quieres que aprenda teatro?

-Sí.

-Yo flipo contigo - Me puse las zapatillas de estar por casa y bajé al piso de abajo a desayunar. Mi madre me siguió hasta que me senté con mi Cola Cao y mis galletas.

-¿No quieres...?-empezó.

-No, no quiero. No necesito más actividades. ¡Te vas a arruinar! - mi madre abrió la puerta del armario y sacó de él un trapo blanco y tras echarle un mejunje, se puso a limpiar los cristales.

-Nunca está de más hacer cosas - dijo con una amplia sonrisa.

-No, mamá.

-Tampoco haces tanto...

-¿Perdona? - dejé de beber y me levanté - Todos los días voy al instituto 7 horas, voy al comedor, a clases de violín los cinco días lectivos, voy a una academia para aprender inglés tres días a la semana y por si fuera poco, también hago aerobic todos los domingos por la mañana.

-Rebeca...

-¿En serio crees que hago poco?

-No, pero ya que haces tantas cosas, por una más no pasa nada.

-Me vas a matar del estrés.

-¡Sí te va muy bien!

-Claro, porque me organizo - me terminé el desayuno y subí las escaleras.

-¡Piénsatelo! - me gritó mi madre.

-Sí, sí - cerré la puerta de mi cuarto y me tiré en mi cama, aún desecha. Pensé en mis padres, tan buenos... pero a la vez tan mascones. ¿Cómo querían que fuera su hija? La perfección más perfecta. Un ángel caído del cielo. Obviamente no era así.

Ser una niña de quince años nunca había sido fácil.

Mi mejor amiga, Yumi, era la única que realmente me entendía. Así que la llamé.

-¿Hola?

-¡Yumi!

-Sí, ¿qué pasa?

-Odio mi vida.

-¿Otra vez con eso?

-Es que es la realidad...

-¿Qué te ha hecho pensar eso esta vez?

-Mi madre me quiere apuntar a hacer teatro.

-Eh...

-¡Sí! ¡Otra actividad más! ¡Cómo si lo necesitara!

-Eh...

-Y claro... yo, como soy una niña ejemplar, debo decirle que sí a mi madre y aceptar ir a esas horribles clases. Pues no, esta vez no.

-Eh...

-Que mis padres tengan dinero no quiere decir que tengan derecho a decidir qué hago con mi vida, porque me agobian.

-Eh...

-Y es que encima lo hacen todo con esa sonrisa que me pone de los nervios, ¿por qué? ¡La vida no es perfecta!

-¡¡Me vas a dejar hablar de una vez!!

-Perdona, me tenía que desahogar.

-Lo he notado - Mi amiga suspiró, yo también lo hice - ¿Tú tienes claro que vas a hacer con tu vida?

-Claro que no.

-Pues seguro que tu madre te quiere ayudar y por eso te dice que pruebes cosas.

-Pero es que no necesito nada más. Estoy de acuerdo en que las clases de inglés son necesarias y las de aerobic....

-¿Y violín? A eso no te presionó ella.

-Ya. No me quejo de eso.

-El problema está en que el violín es lo que más tiempo te quita.

-Pero es normal yendo al conservatorio, a parte, amo la música.

-Ya lo sé. No seas tan dura con tu madre. Dile que no a lo de la interpretación. Seguro que no te obliga a ir.

-No sé yo, con lo rara que es.

-¡Venga ya, Rebeca! Qué tú la conoces mejor que nadie - Empecé a andar por la habitación, nerviosa.

-Mi vida me estresa.

-No tiene por qué.

-Es que siempre hago lo que mis padres quieren, no salgo con amigas, ni nada. Sólo estudiar y estudiar y estudiar. Me agobia.

-Decidido - Me paré en seco y abrí mucho los ojos.

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