Capítulo 5

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Madrugar nunca me sentaba del todo mal. Había que aceptar la rutina. Cogí el móvil como todas las mañanas, lo revisé y vi que tenía varios mensajes de Yumi.

"Tienes que venir a la hoguera, va a ser muy guay"

"Si invitas a Daniel, mejor"

"Si no vienes te perderás una oportunidad de diez, la chica de la fiesta es muy popular"

Decidí pasar de ella hasta que no estuviera en el instituto.

-Buenos días - Saludé a mis padres al entrar en la cocina. Los dos parecían estar en guerra y batalla conmigo, nada más me miraron. A pesar de estar enfadados, entre ellos siempre era notable la magia. Sé que se querían mogollón. Mi padre era un tipo poco hablador, pero se le daba genial adaptarse a todo tipo de situaciones.

-¿Has hecho los trabajos?

-El de naturales aún no. - Dije esperándome una bronca.

-Hazlo cuanto antes, ¿vale? - Me dijo mi padre dejando su taza de café sobre la encimera - Te espero en el coche para llevarte a las clases.

Miré a mi mamá de reojo y la noté triste, estaba decepcionada conmigo. Tenía que mostrarle que mi interés por la música seguía ahí.

-Mamá, oye... esta tarde tengo inglés, pero antes de eso voy a ensayar mucho. He descubierto una página por internet con cinco obras musicales, de la más fácil a la más difícil. Con eso mejoraré, te prometo que lo intentaré.

-No me tienes que decir eso a mí, tiene que ser por ti misma. - Se giró a la izquierda y cogió un sobre. Lo puso ante mí y me presionó con la mirada para que lo cogiera.

-¿Qué es esto? - Dije soltando mi batido para coger el sobre.

-Léelo.

Lo abrí con cuidado, nada más sacar el papel, sonreí al instante. En el reverso de la carta ponía la dirección y el nombre de la institución más buena del país. Hacía unos meses atrás, envié un vídeo para la admisión a unas pruebas, en ellas, tendría que darlo todo tocando el violín. Si me llegaban a aceptar en ese sitio, sería la chica más feliz del mundo. ¡Lidia Paola (mi concertista favorita) trabaja allí!

-Qué nervios.- Dije mirando a mi madre, que ya desde tan temprano andaba limpiando. Cuando empecé a leer la carta, mi sonrisa se desvaneció.

"Querida Rebeca, muchas gracias por enviarnos el vídeo. Estamos muy contestos por su entusiasmo y dedicación.

Nos han llegado, junto con el suyo, cuatrocientos vídeos de admisión.

Este colegio es de muy alta gama, se necesitan años de práctica para ser de lo mejor, es decir, para entrar a estudiar aquí.

Hemos notado su fuerte pasión por la música, lo bien que se siente al tocar el violín.

A pesar de habernos enamorado, no es lo suficientemente buena para ingresar. No le concedemos la posibilidad de dar la prueba, necesita mejorar.

No queremos que deje de luchar, el año que viene puede que haya más suerte. No nos olvide.

Atentamente, los directivos de Bridgewell."

Una fuerte oleada de tristeza invadió en ambiente. Miles de sueños destruidos. Más que nunca quise dejarlo todo, olvidarme de mis ilusiones, mis estúpidas ilusiones. No tenía dotes ¿qué dotes iba a tener yo? ¡Era una cualquiera! ¡Una cualquiera con sueños estúpidos e imposibles!

-¿Estás bien? - Preguntó mi madre dándome un abrazo.

-No, mamá. Soy horrible - Empecé a llorar.

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