-¿En serio? - Cuando Yumi me contó su plan, no podía estar más sorprendida.
-Sí, yo he ido varias veces por ahí con mis primas.
-Pero es que nunca he salido en plan salir.
-Tú ponte guapa y coge dinero. Yo haré la magia.
-Bueno...
-¿No querías hacer algo guay? Pues ala, toma guay.
-Vale...
-Me paso por tu casa a las nueve - Y me colgó. Menuda amiga, ¡me quería llevar de fiesta!
-Vale, Rebeca, todo bien, relájate - Me dije a mí misma - Voy a ir de fiesta con Yumi, eso no es malo.... ¡Espera! ¿Cómo se lo digo a mi madre?
Bajé al piso de abajo a buscarla.
-Mami...
-¿Qué? ¿No ves que estoy fregando la cocina?
-Sí, pero es que tengo que decirte algo importante - Dejó la fregona y me miró.
-¿¡Vas a ir a esas clases de teatro!?
-No, no era eso. - Volvió a coger la fregona. Se le notaba en la cara la ligera decepción que sentía.
-Pues dime que quieres.
-Esta noche voy a ir de fiesta con Yumi.
-¿Cómo que de fiesta?
-Pues eso, voy a salir por ahí. ¿Tú me dejas?
-Pregúntale a tu padre.
-Aún está en el trabajo.
-Pues llámale - De acuerdo, ¿eso había significado que me dejaba ir o que no? Fuese lo que fuese, debía de convencer a mi padre. Fui al salón y cogí el teléfono inalámbrico de la mesita.
-¿Diga? - Tras tres tonos, lo cogió.
-Hola papá.
-Ah, eres tú.
-Sí, tengo que preguntarte una cosa.
-¿De qué necesitas ayuda? ¿De naturales? ¿De historia? ¿De francés?
-No, papá, no tiene nada que ver. - Qué obsesión, no estaban acostumbrados a otra cosa que no fuera tema del instituto - Esta noche quería salir con Yumi a dar una vuelta, me preguntaba si tú me dejarías.
-Ah, no sé. Sólo si tu madre está de acuerdo.
-Ella me ha dicho que te lo preguntara.
-¿Me la puedes pasar? - Mierda, eso significaba que iban a debatir lo bueno y lo malo de mi pregunta y se enrollarían, como siempre.
-Sí - llamé a mi madre y le pasé el teléfono - Habla con papá.
-¡Hola! - dijo ella. Los dejé hablando y yo me senté en el sofá, cogí una revista y me puse a mirar las fotos. Esa llamada daría para mucho rato de lectura entretenida. No quería meterme en la conversación de mis padres.
-¿Entonces qué? - dijo mi madre en un tono bastante alto. A los cinco minutos volvió a hablar - Sí, vale... Bueno, adiós. Ven pronto. ¡Rebeca!
-¿Sí? - Me levanté del sofá y me acerqué a mi madre - ¿Qué dice papá?
-Él dice que sí, pero yo digo que no.
-¡Mamá!
-Espera, hemos decidido que sí te dejaremos ir.
-¡¡Bien!! - corrí y abracé a mi madre.
-Pero tienes que volver como muy tarde a las una. Y no te puedes ir muy lejos.

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Volvió.
Roman d'amourRebeca lo tenía todo; padres que se preocupaban por ella, notas excelentes, una afición que la llenaba de satisfacción. Sin embargo, no "todo" es sinónimo de "perfecto". No sabía si era su pasado lo que le faltaba para ser plenamente feliz, hasta q...