Sábado. Si lo recordáis, podéis adivinar que ese era el día de la fiesta, o sea que estaba nerviosa.
Toda la semana había estado pensando en el consejo de Raúl, pero claro, sería extraño declararme en una fiesta con un montón de adolescentes alrededor. Así que tomé una "sabia" decisión; pasármelo bien.
-¿Quién está lista para una noche diez? - Llamaréis a eso estar ilusionada, y es la realidad. Yumi me llamaba cada hora para recordarme lo de la fiesta. ¡Qué pesada!
Aún no le había preguntado a mi madre lo de quedarme a dormir con Yumi, diréis que fui bien apurada, pues sí.
-Mamá... - Bajé al piso de abajo para buscar a mi madre. Seguro que estaba en el jardín regando las plantas, como era primavera, empezaba a hacer calor.
-¿Quién me llama? - Gritó mi madre desde vete tú a saber dónde.
-¡Yo! - Grité más alto que mi sucesora.
-Estoy en el jardín - Dijo. ¿Veis? Ya os lo he dicho yo.
-Puedo preguntarte algo, ¿no? - Dije cuando ya me hallaba al lado de ella. Iba vestida muy sencilla, y con su inseparable delantal rojo.
-Sí. ¿Qué pasa?
-Esta noche Yumi está en casa aburrida y quería que yo me fuera a dormir con ella, ya sabes, a pasar un rato de chicas. Hace bastante que no hacemos nada juntas, y pasar un sábado sola sería aburrido, ¿no? O sea, qué mejor que echar un rato con mi inseparable Yumi - Lo solté todo de sopetón, super rápido.
-Te dejo ir, claro.
-¡Bien!
-Siempre y cuando... - Ahí iba la condición, como siempre - Te portes adecuadamente y no sirvas de estorbo.
-Tengo dieciséis años, creo que no necesito ni que me duchen, ni que me vistan. Puedo servirme yo misma.
-Vale. Prepárate.
¡Perfecto! La mentira iba de bien en mejor. Se me daba mal mentir, pero a mi madre se le daba aún peor notar las mentiras, lo cual era un voto a mí favor.
Como os dije, el jueves pensé la ropa que me iba a poner. Me decidí por unos vaqueros cortos, una blusa caída de un hombro (son mis favoritas), una chaqueta vaquera y unas manoletinas. ¿Había algo más sencillo? En mi armario, no.
Me duché, y como siempre, me tomé mi tiempo. Mi gel favorito era uno de coco, que siempre combinaba con un aceite de almendras. Tras mi larga ducha, me maquillé un poco.
-¿Rebeca? Tu padre ya está aquí, por si quieres que te lleve - Mi madre interrumpió en mi cuarto y me entregó las manoletinas, que las tenía secando en la terraza.
-No, gracias. Yumi viene a por mí y ya nos damos un paseo.
-Perfecto... -Mi madre me miraba como si fuera un escáner, analizando cada centímetro de mi vestimenta. - ¿Vas a ir así?
-No quiero que empieces a criticar.
-Sólo iba a decir que el negro con el vaquero no va mucho, y que te has arreglado demasiado, ¿no?
-¿Tú eras la que decía que siempre hay que ir de punta en blanco por la vida?
-De acuerdo... pillé tu indirecta - Dentro de sus manías, mi madre era buena gente. Tenía un sentido del humor diferente al de lo demás, pero es mi madre.
Al rato de haberme arreglado, salí a la calle. Me encontré con Yumi, que iba... ¿cómo decirlo? ¿Inapropiada? Iba con un vestido que parecía de dos tallas inferiores a la que llevaba siempre.
![](https://img.wattpad.com/cover/37151663-288-k255584.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Volvió.
RomanceRebeca lo tenía todo; padres que se preocupaban por ella, notas excelentes, una afición que la llenaba de satisfacción. Sin embargo, no "todo" es sinónimo de "perfecto". No sabía si era su pasado lo que le faltaba para ser plenamente feliz, hasta q...