5 Capítulo

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Los discípulos Lan se dejaron guiar por Sizhui hacia donde habían encontrado a la familia Mo, con las espadas apuntaban a la desconocida obligándola a ir con ellos, a lo cual la chica no había puesto mayor resistencia

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Los discípulos Lan se dejaron guiar por Sizhui hacia donde habían encontrado a la familia Mo, con las espadas apuntaban a la desconocida obligándola a ir con ellos, a lo cual la chica no había puesto mayor resistencia.

El joven cultivador los guio hacia un lugar apartado de la residencia principal, demasiado como para que la familia Mo se escondiera allí por cuenta propia. Además de que el lugar parecía haber sido abandonado hace mucho tiempo.

—Estas dentro —les explicó Sizhui— se niegan a salir pese a mi promesa de protegerlos, quizás si ustedes hablan con ellos los convenzan de salir de ese lugar.

Jingyi asintió ante lo dicho por el chico y se voltio hacia sus compañeros para explicarles lo que harían.

—Entrare junto a mi hermana y el joven maestro. Tratare de convencer a la familia Mo de salir, mientras ustedes vigilan a la chica. Una vez que sepamos a que nos enfrentamos llamare a A-Di...digo a Hanguang-Jun para decidir si Gusu los retendrá para un juicio.

Los demás Lan asintieron, más confiados ahora que tenían al supuesto fantasma a su merced. Antes de poner en riesgo a la familia acercándoles tanto a la prisionera, le habían amarrado las manos detrás de la espalda y renovado el hechizo silenciador para que no hablara.

Tras la positiva, Jingyi se dirigió hacia la puerta y la abrió con cuidado de no romperla, adentro encontró a los sirvientes y guardias que había desatado con anterioridad. Todos parecían estar rodeando protectoramente a los Mo, pues incluso algunos de los sirvientes tenían en sus manos escobas listas para golpear lo primero que se les atravesara.

—¿Matriarca Mo? —llamó Sizhui—le traje a los jóvenes maestros Lan como le prometí.

La matriarca se asomó por detrás de uno de sus guardias, tenía la piel pálida casi amarilla y bajo sus ojos se posaban pronunciadas ojeras, muestra de que no había dormido bien en días.

—Ustedes dos son muy jóvenes para ser cultivadores—les dijo tras echarles una ojeada rápida, al parecer fue lo mismo que le había dicho a Sizhui, pues este puso los ojos en blanco y se perdió como la mujer se volvía a esconder como una rata escurridiza detrás de sus guardias— Vayan y busquen a los cultivadores de verdad, este es un asunto demasiado serio como para que Gusu Lan mande a sus niños a jugar.

—¡Usted...! —Jingyi iba a reclamarle, pero aprovechando la situación Lan Xian le dijo:

—Lo entiendo Madame Mo, pero para llamar a nuestros superiores tenemos que saber que es lo que está asechando su mansión. Su hermano la miró con confusión, la chica le devolvió la mirada y le indicó con esta misma que siguiera hablando.

—Sí... —confirmo aun mirando a su hermana con el ceño fruncido— ¿nos podría decir que es lo que la atormenta?

—¿Llamaran a los cultivadores reales si les digo? —quiso reafirmar la mujer, volviendo a asomar la cabeza detrás del guardia.

La Maldición de las Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora