10.Capitulo

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Dos cuerpos danzaban alrededor de una hoguera, cada uno de la mano de un fantasma que le seguía el paso con total facilidad

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Dos cuerpos danzaban alrededor de una hoguera, cada uno de la mano de un fantasma que le seguía el paso con total facilidad. El baile no era algo metódicamente preparado, solo eran cuerpos que seguían una melodía tocada por una flauta improvisada.

YiJie llevaba el coro de la canción, tratando de distraer a las almas en pena de su dolor, invitándolas a danzar frente a la luna llena, invitándolas a seguir adelante con tan solo unos pequeños pasos bien dados. En los ojos de los bailarines podía verse fulgor de las llamas que también se movían al compás de la torpe melodía.

Mo XuanYu apretó con suavidad su agarre sobre la mano de la fantasma y la hizo girar por debajo de su brazo, ella le sonrió, hace muchos siglos que no lo hacía, pues había muerto ahorcada por su esposo la noche de su boda. Las crueles marcas eran visibles en su piel blanca, adornaba su cuello como un collar de tortura que no la abandonaría jamás. La salvaje melodía la hizo vibrar su alma y grito de dicha. Aunque fue un lamento más que nada, pues aquello era lo único que podía salir de sus labios.

La fantasma engancho su brazo con el de su joven acompañante y ambos giraron sobre su eje, luego de dar una vuelta completa cambiaron de brazo e hicieron lo mismo hacia el otro lado.

"Junto a ti por fin podré olvidar

Que la pena siempre fue mi hogar"

Entonó YiJie, golpeando con las palmas una caja para transportar frutas en la cual se había sentado. Sizhui seguía tocando la melodía con la flauta improvisada que había hecho a base de un pedazo de bambú, las tiendas desgastadas rodeaban la hoguera y a los bailarines dando la sensación de que estaban protegidos de ojos curiosos, sumándole a eso los tupidos árboles que los rodeaban y que habían tenido el cuidado de no aplastar demasiado para no dejar un camino el cual pudieran seguir. Así mismo habían puesto talismanes desorientadores en los árboles más alejados y en la hoguera, para que no pudieran encontrarlos y el humo no los delatará con facilidad.

En el hombro del joven dormitaba Wei Guniang, YiJie la había cubierto con una manta después de sanar las heridas de sus palmas provocadas por el jaloneo de la espada fantasma y su posterior ruptura.

"Llévame, no puedo respirar, quiero tenerte junto a mi"

El sonoro tamborileo se hizo más intenso junto a la melodía de la flauta, la mujer abrió un ojo para observar a sus muchachos bailar junto a las almas que estaban liberando y los volvió a cerrar mientras sonreía complacida. Sabían lo que hacían y eso la llenaba de orgullo. A veces pensaba en que habría dicho Wen Qing sobre elle teniendo que desempeñar un papel de madre y concluía que de todas formas estaría decepcionada.

Suspiró con añoranza y se dedicó a escuchar la melodía y la dulce voz que YiJie poseía.

"En sus hojas la luz, en sombras alguien convirtió

Las brujas son la voz, sortilegios de su amor"

Wei YiJie se posiciono frente a la mujer y le extendió la mano a la espera de que la tomara, pues sabía que no estaba dormida y que no tendría sueño en un buen rato más. Wei Guniang, volvió a abrir el mismo ojo con el cual los había observado orgullosa, se deshizo de la manta en sus hombros y acepto la invitación de su hija a bailar.

La Maldición de las Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora