Mamá

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Ella estaba tendida en aquella cama, era de noche, una noche algo tibia para su gusto.

La mirada de la joven era paciente, esperando algo, sus labios tarareaban una canción que había descubierto, y era francesa.

-    Que linda cancion- comento su joven madre al otro lado de aquella habitación mientras se cambiaba.

-    Lo se, es de mis favoritas. Es francesa- respondió felizmente la joven aun acostada.

-    Ma langue? - dijo su madre sonriente.

La joven rio y asintió. Amaba a su madre, la adoraba, quizás no era de sangre, pero para ella lo era, jamás tuvo una figura materna hasta que la conoció, a ella y a sus tres esposos. Si, tres esposos. Y aunque fuera poco común, no quería decir que estuviese mal, y para ella no lo era, es más, disfrutaba tener una familia amplia.

-Listo- dijo su madre posando enfrente de su joven hija.

El vestido que llevaba su madre era hermoso, un rojo fuerte, casi sangre. Tenía un escote moderno en la parte de enfrente, le llegaba hasta los pies, abierto de la parte de enfrente. Su cabello rubio hermoso, caía sobre sus hombros en forma de caireles. Aquel vestido era de dos partes, una corta y la otra larga.

Era hermosa.

Siempre lo había sido.

La joven se enderezo de forma rápida, y la aprecio. Su madre ya estaba de espaldas viéndose en un espejo de cuerpo completo.

-Te ves hermosa- dijo la chica con una sonrisa de oreja a oreja.

-Tú no te quedas atrás- comento su madre con pura honestidad.

La chica hizo una mueca, no estaba conforme con su físico y eso su madre lo sabía.

-Ey, cambia esa cara, tendrás que mirarte como todos te vemos, hermosa y preciosa. - le ordeno su madre acercándose a ella.

La joven la miro y pudo ver en su cara algo de diversión. Sabía lo que significaba.

- ¿Qué estas planeando? - pregunto al ver la cara de su madre, algo estaba tramando.

-Bueno, ya que estas aquí...- comenzó su madre con cara de travesura –podrías medírtelo- concluyo, con una cara de angelito

-No. - respondió inmediatamente, negando con la cabeza.

-Andale – insistió su madre mientras ella seguía negando.

-No no y NO. – negó la joven

-Vamos, y así sirve que ellos te ven- dijo su madre con una cara de perversión, refiriéndose a bueno, ya saben.

-No, no, menos, no quiero que me vea- negó la joven y pudo sentir como sus mejillas se encendían, recordando aquellos ojos fríos que tanto admiraba.

- Ándale, te quedará perfecto – seguía insistiendo su madre.

-No madre, aparte a ti te queda genial, yo estoy bien con mis pantalones y sudaderas. - Esta vez su voz sonó más suave, haciendo que su madre se rindiera.

- De acuerdo – concedió su hermosa madre con una mueca de disgusto -pero eso no quiere decir que no en el futuro- advirtió y señaló a la joven.

La joven asintió con una sonrisa de diversión.

-    Muy bien, ahora bajaré por un vaso de agua, dios me estoy muriendo de sed- comentó su madre y empezó a caminar hacia la puerta.

-    Si quieres yo te lo traigo – ofreció la joven

Mi vida como una STEIN (fancic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora