Pläne

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Había pasado 2 semanas desde lo de la carta.

No se lo había contado a nadie, mas por que está vez no se trataba de una extorsión como las usuales, se trataba de Frey.

Y se como se pondrían todos al saber lo de la carta.

Así que me lo guarde.

No había recibido otra en todo este tiempo, lo cual me relajo un poco.

A lo mejor había sido una broma de mal gusto ¿no?

Bien, a quien engaño, esto no era una broma.

-¿Y este? - preguntó mamá enseñándole un vestido a Kaia. El cual era negro estilo gótico.

Kaia aplaudió y se fue a los probadores felizmente.

Estábamos de compras buscando vestidos para la cena del alcalde.

¡SPOILER! No quería venir.

Y se notaba en mi cara usual de no me mires que te corto la lengua.

Mamá no me juzgaba, sabía que era difícil para mí todo esto.

Suspiré.

Su cabello rubio caía a los lados, estaba tan hermoso, sus ojos azules brillaban, su labial rojo como de costumbre y un vestido corto rojo algo simple.

No sabía cómo le hacía para verse bien en todo.

A varios hombres se les iban los ojos al verla.

Ja, ilusos.

No recomiendo que la miren mucho, pueden aparecer mañana muertos.

Ella me dio una sonrisa cálida al ver mis ojeras.

- ¿Volvió? - preguntó dulcemente.

Suspiré, sabía que ella se refería al insomnio.

- Si - acepte un poco aturdida.

Ella pasó sus dedos por las ojeras. Fue un toque tenue, ligero y lleno de cariño.

Me aguante el nudo en la garganta que tenía, pase saliva y logre concentrarme.

No llores, no llores, no llores.

- Listo, madre - le dijo Kaia y fue como si me hubiese salvado la campana.

Mamá le sonrió y asintió.

Salimos de la tienda, a otra tienda para comprar mi vestido.

Pase por bastantes opiniones, mamá quería uno llamativo para mi, Kaia uno gótico y bueno, yo solo quería comer.

- Ese - coincidieron las dos al mismo tiempo.

Era un vestido rojo con negro, me llegaba arriba de las rodillas, me resaltaba los pocos pechos que tenía.

Era un un rojo vino, su encaje era negro. Era el tipo de vestido que todas quisieran.

Admito que a mí me gustó mucho.

- ¿Y como te sientes? - preguntó mamá al pendiente de cualquier incomodidad.

- Me gusta este - me limite a decir. No era mucho de decir lo que me gustaba o no, no estaba acostumbrada.

Así que por eso Kaia soltó un gritito al ver que algo por fin me gustara y lo admitiera.

- Bien, vamos a la caja. - me jalo.

Y bien, asi regresamos a casa, con un montón de compras de parte de mamá y Kaia, y yo con mis millones de dulces en una sola bolsa.

Heist con su cabello rubio que cualquiera desearía agarrar se paro al ver la cara de felicidad de Kaia.

Mi vida como una STEIN (fancic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora