Documento

153 7 1
                                    

Baje las escaleras apresurada pensando en un millón de cosas al mismo tiempo.

Como era de costumbre me encontré con papá Peerce tomando su chaleco que posaba en una de las sillas. Se lo acomodó y me miró de arriba abajo. Enarcó una ceja.

-¿A que se debe esa sonrisita?- preguntó como si fuera a ser el fin del mundo.

Borre mi sonrisita al instante, pero volvió a aparecer cuando le conteste.

-Mayne me llevará a comprar libros – dije tan feliz que nunca.

Sus ojos grises se aclararon.

-Ya sabía que esa sonrisita no era gratis – dijo y blanqueó los ojos.

Papá Mayne apareció y se involucró en la charla entre Peerce y yo, sus ojos de diferente color me miraron de arriba abajo, sonrió satisfecho.

-¿Nos vamos? – me preguntó mientras se acomodaba sus mangas de forma muy varonil.

-Si – respondí

-Yo también me tengo que ir –Peercese re acomodó, me dio un beso rápido en la frente y se despidió.

-Cuídala mucho Mayne – le grito antes de salir por la puerta.

Mayne me miró y blanqueó los ojos.

-Vaya que es dramático – se burló.

Reí y después avance hacia la puerta, pude oír los pasos de Mayne siguiéndome, abrió la puerta por mi para que yo saliera y después él salió.

Llegamos hasta el carro y él me abrió la puerta, yo entre y después empezó el viaje.

Me encantaba viajar con él, más que nada por que no hablábamos mucho, y me dejaba poner mi música, pero decidí que esta vez sería un viaje sin ella. Sabía que "extrañaba" de alguna forma a Hayden, después de todo era como su "orgullo", pero tenía que saber que también tenía a otro hijo, y él también merecía ser otro orgullo.

Desvíe esos pensamientos, no quería meterme en esa relación.

No me sentía del todo bien, después de hablar con mamá y haber llorado toda la noche con ella, me sentía un poco más tranquila, por lo menos ya pude haber sacado otro nudo en la garganta.

Una cosa que Mayne y yo teníamos en común era nuestra locura por la lectura, era con el que pedía recomendaciones y teníamos los mismos gustos en lectura, sin embargo aveces solía pelear como niña chiquita sobre los libros que a mi me gustan más.

Parecemos una familia normal ¿no?

Si, yo también pensé eso cuando los conocí, pero no, y eso me gustaba, no ser como las otras familias aveces me reconfortaba. Ellos jamás me juzgarían.

Mis pensamientos fluían mientras mi mirada se centraba en el camino, viendo casas pasar. Ese lugar no me gustaba, y la razón eran esos hijos de puta.

Las personas caminaban tan entusiasmadas, pasamos cafeterías y plazas, hasta llegar a la biblioteca. Al segundo Papá Mayne y yo nos dimos una mirada cómplice.

Nos bajamos del auto y como era de esperarse todos nos miraron.

Y no, no era por mi.

La simple presencia de Mayne hacía que todos lo miraran, y más con esos ojos de diferente color, todos lo miraban, algunas chicas se paraban a apreciarlo, embobadas con el.

Y yo caminaba a lado de él, así que no negaré que varias miradas se paraban en mi, quizás preguntándose: ¿como carajos una chica tan simple y con cara de culo puede estar con ese hombre tan majestuoso? ¿Es su hija?

Mi vida como una STEIN (fancic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora