Una placentera borrachera

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Dante tenía que reconocer que si había algo que odiaba de su manada era aquella casi tradición infundada por la fundadora de la manada de que todos aquellos lobos que fueran a ser reinas tenían que tener una alta tolerancia al alcohol para no poner en ridículo a su alfa en alguna reunión especial. Y sus miembros se lo habían tomado muy a pecho con cada una de las pocas reinas que habían estado a lo largo de su historia.

Una de las mejores había sido su madre. Su padre decía siempre molesto que podía acabar la despensa y seguir lúcida, así que siempre la tenía bajo llave, aunque después de tenerlos a ellos no había consumido una gota más, al menos no ante ellos.

Pero ahora, sus queridos lobos estaban sometiendo a aquel omega y futura reina a aquel reto que no tenía ni idea de cómo terminaría y que sabía quedaría en sus manos solucionarlo. Ya después reprendería a los promotores que habían iniciado aquello sin su consentimiento.

El bullicio se hizo más fuerte mientras lo atravesaba. Era increíble como disfrutaban aquello y más increíble que una persona tan seria como Lukyan se dejara llevar por el impulso. Vio como el lobo soltaba un suspiro al terminar la última gota de su jarra y la ponía sobre la mesa para agarrar la siguiente. Dante se adelantó y lo detuvo sosteniendo su muñeca para que la dejara en su lugar.

Los gritos se detuvieron e incluso Dmitri dejó de tomar, todos mirando la reacción de su alfa.

-Creo que es suficiente-

-Aun no alfa- uno de los lobos gritó desde atrás y algunos se les unieron, pero hicieron silencio al ver su expresión no muy complacida.

Por su parte Lukyan que mantenía su rostro escondido detrás de su cabello, lo alzó hacia él. Sus orbes ahora tenían un color dorado encendido delineados en un profundo negro, anunciando lo cerca que estaba su lobo de la superficie. En cambio a sus fracciones seguían igual de neutras que siempre.

-Ya está bien, cumpliste el reto, no tienes que forzarte. Esto es una tradición de nuestra manada, no de donde viniste- intentó razonar con el lobo, siendo que él era sensato y que lo dejaría.

Más lejos de la realidad no podía estar.

Los delgados dedos del omega agarraron su barbilla y lo atrajeron hacia sus labios sellando cualquier protesta, lo que hizo que el soltara el agarre de la sorpresa. Lo que Lukyan aprovechó para ponerse del otro lado de Dmitri y alzó la jarra, volviendo a beber y comenzando otra vez las aclamaciones del público.

Dante se quedó en shock y solo pudo llegar a una conclusión muy simple después de darse cuenta que Lukyan no lo besaría así de improvisto en todos sus sentidos. Aunque no lo pareciera él estaba más allá de borracho.

Sentado en la mesa sin probar bocado esperó a que todos se tranquilizaran después de al menos media hora más. Con cada minuto que pasaba la euforia era mayor hasta que por fin Dmitri cayó en el suelo inconsciente sin poder consumir una gota de alcohol más. Lukyan alzó su jarra sobre su cabeza anunciando su victoria y todos aplaudieron y gritaron incluyendo sus tres hijos del medio que nada habían hecho para detener a su madre. Dante tendría no solo que hablar con el mayor y la menor, los del medio también se incluían.

-Viste Dante- Bastian apareció a su lado y se tiró sobre su cuerpo abrazándose a su cuello- Tu prometido es una salvaje. Tomó casi trece jarras, dos por encima de Dmitri, ni siquiera no puedo con eso-

Dante resopló.

-¿Tú fuiste el que iniciaste esto?-

-Por quien me tomas- pronunció con indignación fingida –tu hermano fue el que provocó a tu prometido, peléate con él. No me tires el muerto ese arriba que yo me comporté bien hoy- soltó una sonrisa pícara- Falco me dijo que si lo hacía hoy me iba a compensar en grande-

5 cachorros para el Alfa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora