Te encontré

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Lukyan se llevó la mano al pecho. A pesar de que su rostro se mantenía calmado como le habían enseñado, incluso si el mundo se le caía arriba, tenía una angustia que le quitaba el aliento. Cuando había sido reina, esta actitud se había reformado magistralmente

-¿Qué ocurre mi reina?- la voz de Dante llegó a su cabeza y se maldijo, eso era lo que quería evitar.

-Nada- le respondió suprimiendo sus emociones.

-Puedo sentirte por nuestro lazo, estás preocupado-

-Dante, estoy bien- intentó sonreír mentalmente, pero le resultó imposible, estaba nervioso, nunca había tenido tantos individuos importantes para él con sus vidas en peligro –Es normal que esté algo intranquilo dada nuestra situación, pero puedo lidiar con eso-

Dante se demoró en responder, pero cuando lo hizo su voz estaba llena de calidez.

-Tranquili mi amor, yo volveré a tu lado-

Esta vez él pudo sonreír.

-Más te vale Dante, tengo algo importante que decirte-

-Qué tengas algo que decirme quiere decir que es más que importante, no voy corriendo ahora para allá porque nuestro enemigo casi está delante de nosotros-

Efectivamente, el olor de Ryan y del resto de la manda de hierro de sentía a poco menos de dos kilómetros, se movían a gran velocidad y no faltó mucho para que se detuvieran a solo metros de las tropas de Dante. Lukyan apretó los puños gruñendo. Él, con la mitad de los lobos que lo cuidaban se mantenían en forma humana y el beta de Lucian y Kaiser estaban parados delante. Todos, desde su posición, podía ver a los lejos el cuerpo de enorme lobo.

Ryan debía haber completado su transformación. Su tamaño era el doble incluso que de Dante o Lucian y ellos eran ya bastantes considerables. Su pelaje se había oscurecido al punto de parecer carbón. Sus ojos se habían tornado rojos, como si estuviera en la locura pero Lukyan sabía perfectamente que estaba muy cuerdo. 

Detrás de él casi se arrastraban los cuerpos de varios lobos. Sus ojos estaban blancos y se movían por inercia. Sus bocas burbujeaban. Había de todos los tamaños e incluso, los cachorros, no se habían escapado de su control.

Ryan alzó la cabeza y dio un sonoro aullido que astilló la madera de los árboles lejanos. Los lobos detrás de él se tensaron y estiraron sus patas como peones. En cambio, la parte de Dante no se inmutó. Si no fuera por la conexión mental de protección que Lukyan había tejido, ellos serían marionetas ahora. En cambio, el omega se tambaleó y Kaiser tuvo que agarrarlo del brazo.

Sin poderlo presentir Lukyan vomitó un buche de sangre. Cortó a conexión con su esposo unos segundos para que no detectara su estado, aunque por el lazo sabría que algo no estaba bien. La onda de choque de control puede que no hubiera afectado a sus tropas, pero era porque él la absorbía. Y había sido realmente fuerte. Podía tener la sangre de los cinco alfas en su cuerpo y no era débil pero tenía que repartir su fuerza entre casi 2000 lobos, ese era su punto débil. Enderezándose cerró sus ojos y se concentró, no podía permitir que esto lo afectara, tenía que pensar por dos.

Ryan alzó la cabeza y se percató que su aullido no había surtido efecto y gruñó. Arañó la tierra y buscó agitando la cabeza. Solo había alguien que podía hacer algo como eso. 

A lo lejos, al final de la manada lo vio. Al lobo que había escapado debajo de sus narices y creía muerto, con su estado no habría podido sobrevivir. Pero estaba ahí, derecho, magnífico y hermoso, haciéndole frente. Por eso siempre lo quiso. Nadie era mejor para estar a su lado, para someterse a él.

Gruñó sonoramente y el pelo de su lomo se erizó. Miró con agresividad todos aquellos que se interponía en su camino, sobre todo a ese lobo que había ensuciado su hermoso cuerpo. Dio un paso, dos, sumido en la rabia. Los mataría, los destrozaría y después arrancaría la marca en el cuello del omega y lo haría suyo. Y sin pensarlo más arremetió contra Dante.

5 cachorros para el Alfa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora