Ni te lo imagines

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Lukyan disfrutó el corto tiempo que pasó con sus hijos, pero tuvo que respirar agotado. Ellos se habían pasado tanto tiempo pegados a él que necesitó que Bastian se los llevara, aunque sea un momento, para poder descansar y pensar con claridad todo lo ocurrido. Además, cada vez que lo abrazaban o se colgaban detrás de su cuello lo lastimaban y él solo escondía la mueca de dolor, no quería que supieran con lo que estaba lidiando. Como resultado la herida pulsaba impidiéndole levantar los brazos.

-¿Estás listo?- Dante entró a su habitación rato más tarde.

-Si- le dijo se forma suave con los ojos cerrados y respirando pausado -¿Puedes recogerme el pelo?- lo miró por encima del hombro –No creo que pueda hacerlo yo mismo-

Dante frunció el ceño y se acercó hasta estar detrás.

-¿Te duele tanto?- se preocupó.

-No cómo imaginas- intentó ocultarlo- Solo me lastimé un poco junto a los cachorros-

Lo oyó separarse y dirigirse a la mesa de noche buscando el medicamento que Edgar le había indicado.

-Déjame encargarme un momento de ti y ahora vamos a la reunión, puede ser un poco tensa la situación y es preferible que tengas la mente centrada- le decía mientras le ayudaba a quitar la camisa.

Dejó un poco del líquido espeso y rojizo sobre sus dedos y los pasó lo más delicado por la espalda del lobo pero eso no impidió que él ahogara un grito y tuviera que aguantarse del borde de la cómoda. Dante repitió el mismo procedimiento y le dolía incluso él ver la espalda pequeña temblar conteniendo los espasmos. Terminó lo antes que pudo y lo aguantó por la cintura al ver que sus piernas estaban un poco inestables. Lo giró hacia él y dejó que su cabeza descansara sobre su cuello.

-Respira, así- le indicó mientras él jadeaba y una ligera capa de sudor cubría su frente –Siento no poder ser yo el que cargue con ese dolor Lukyan- se lamentó besando la coronilla de su cabeza.

-No tienes que lamentar nada, lobo, tú también tienes cicatrices con las que lidiar. Estas son las mías, puedo con ellas y las llevo con orgullo-

-Aunque ahora eres un manojo de temblores- se burló Dante y recibió un puchero por parte del lobo que se alzó cuando el dolor disminuyó y le besó la mejilla.

-Ayúdame con el pelo o tendremos a Lucian gritándonos por largo rato si seguimos demorándonos-

-Lucian- Dante gruñó- Todavía ustedes dos me deben una explicación de lo que él te puede haber hecho-

-¿Celoso mi alfa?- Lukyan se incorporó al sentir sus piernas más estables.

-Mucho- Dante lo ayudó a vestirse nuevamente y recogió el cabello de él en una coleta sin poder evitar besar su nuca, en donde descansaba su marca, para lamerla después de forma posesiva. Conscientemente lo envolvió con su olor, en un lugar que estaría lleno de alfas él demostraría que él era su omega -¿Te sientes mejor?- besó el lóbulo de su oreja, adoraba tocarlo.

-Hmm- él asintió con la cabeza y levantó la mano enterrándolo entre las ondas de su oscuro cabello sintiendo la suave textura de las hembras.

-Entonces vamos- el lobo le tomó lo mano y lo llevó por un pasillo que a él le trajo malos recuerdos, sobre todo al detenerse delante de aquella puerta.

Lucian los recibió en la entrada y se giró a un lado para que pasaran, cerrando después la puerta y caminando hacia el centro. Allí los esperaban las 7 sillas principales que estaban ocupadas por los otros alfas y una un poco más atrás donde Edgar los acompañaba, el cual le hizo un asentimiento con la cabeza a Lukyan. Él era la que lo había invitado a que estuviera presente, necesitaría su apoyo pues ya tenía una idea de cómo poder acabar con Ryan. Después de todo solo un omega era el peor enemigo de otro omega.

5 cachorros para el Alfa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora