05 - Una rehén inesperada

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En un castillo remoto que esta a pocos metros de la frontera de Bern con Pherae, había una situación tensa y confusa. Pues el castillo que está al lado de Bern, tenía la visita de una oficial de alto rango de las tropas de Bern. La mujer molesta caminaba hacia su wyvern mientras un sargento la seguía.

—¡No quiero nada de eso, solo quiero saber dónde está la princesa! — decía la oficial molesta haciendo que los soldados se asustaran.

—Si...i si, capitán Melady — decía el sargento Rude temeroso.

—Escuche eso, ¡¡CIENTOS DE VECES!! ¡Lo que quiero es saber a donde esta! — regañaba fuertemente Melady a Rude.

—Emmm... ella... deb... — el sargento tartamudeaba hasta que fue golpeado por Melady.

—Sargento, recuerda que estamos en guerra con Lycia, si algo le pasara a la princesa, ¡¿tomarás la responsabilidad?! — decía la capitana de forma amenazante y terrorífica mientras le agarraba del cuello al sargento quien no pudo decir ni una palabra hasta que fue soltado de manera brusca por la oficial.

—Nunca debí haber dejado a su majestad venir a la frontera en primer lugar — se lamentaba Melady mientras se subía a su wyvern.

—Iré a la capital e informaré al rey sobre esto, más vale que la encuentres o personalmente te cortaré la cabeza ¡¡¿ENTENDIDO?!! — dijo Melady siendo respondido de manera inmediata por el sargento. Cuando la capitana se había ido del lugar en dirección hacia la capital, un soldado se dirige hacia Rude quien estaba bastante molesto.

—¿Sargento? — intentaba el soldado verificar el estado de su superior pero es interrumpido por él.

—No digas nada... — decía Rude mientras se levantaba, después exaltar un suspiro, se dirige al soldado.

—¿Sigue la princesa Guinevere con nosotros? — pregunto Rude.

—Si señor, está bajo vigilancia en el cuarto del sótano — afirmaba el soldado.

—Excelente, no la dejen escapar por ningún motivo — decía el sargento mientras se dirigía a dentro del castillo.

—Señor... ¿está seguro de que esto es una buena idea? ¿no se enojará el rey por haber capturado a la princesa? — decía el soldado preocupado.

—¡No te preocupes hombre!, Bern tiene muchos enemigos, y si le vendemos a la princesa a ellos ¡nos darán una montaña de dinero! — decía Rude de forma muy ambiciosa mientras en su mente retumbaba el brillo del oro. El soldado al igual que sus compañeros que estaban cerca, no tenían muy buena expectativa sobre esto.

—Recuerden caballeros, a esta altura no llegaremos a ninguna parte si seguimos siendo parte del imperio, es mejor pensar en dinero rápido y sencillo ¿o me equivoco? — decía Rude siendo aprobado por sus soldados.

—Sí señor, pero... tenemos un pequeño contratiempo... — decía un soldado dejando al sargento en una muy mala postura.

—¿De qué estás hablando? — preguntó Rude.

—Hemos recibido un reporte del sótano señor, la sirvienta de la princesa ha escapado — decía otro soldado arruinando el momento de gloria de su sargento.

—¡¡IMBÉCILES!! ¡¿qué han hecho?! ¡encuéntrala rápido, antes de que pase algo peor! — molesto y con rabia, Rude ordena a sus soldados encontrar a la joven sirvienta. En ese mismo instante, la sirvienta corría hacia el territorio de Pherae en búsqueda de ayuda, para su beneficio, una caravana con un batallón entero avanzaba hacia la frontera.

—¿Qué es eso? ¿un ejército? — decía la dama cuando se percata de Roy que se movía junto a Marcus y Merlinius hacia donde estaba ella, pero no la detectaba.

Fire Emblem: The Dragon SealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora