Cap. 12: Abrazos y no psicópatas

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Danna está ya en mi habitación de un lado a otro, buscando la ropa elegida.

— Nos queda 1 hora y al Romeo ese se le ocurrió decirte que hasta podrías ponerte un saco de papas, así que no hay que perder el control

Me sonrojo al acordarme de lo que me dijo.

— Pues si, pero quiero sentirme cómoda, así que no escojas vestidos por favor, y mucho menos tacones

Hace una mueca disgusta ante lo que dije, pero asiente con la cabeza

Cuando llegó a mi habitación estaba algo rara, pero no pasó nada fuera de lo normal, ella llegó, la atendió James y luego subió a mi habitación, puede que sean problemas en su casa, lo cual me parece aún más raro porque nosotras siempre nos hemos contado todo.

Prefiero darle su espacio, es algo que he aprendido con ella, a veces necesitamos tiempo para pensar. Y sé que ella me lo dirá cuando esté segura.

Después de media hora ya estoy puesta la ropa elegida, consta de una falda más arriba de las rodillas, un top largo hasta la altura de mi ombligo o más bajo, y unas zapatillas blancas.

Prefiero dejar mi cabello suelto, siempre se ondea solo, en cuanto a maquillaje, nunca me ha gustado hacerlo, pero Danna siempre me dijo que el delineado negro, resalta mis ojos.

—No te muevas o te caerá dentro de ojo

—Ya, pero avanza que queda poco tiempo

MI mejor amiga es muy buena haciendo delineados, tiene buen pulso, seguro que yo lo haría fatal

Me pongo a pensar en Nathan, hasta ahora se me hace raro que uno de los chicos más bonitos, me haya pedido una cita, y es que mis inseguridades siempre me han ganado, y siento que todas o la gran mayoría provienen de los recuerdos de cómo me trataban años atrás, de cómo eran Axel, Raquel y Corian, los que se hacían llamar mis amigos.

Prefiero evitar pensar en eso, y por suerte mi mejor amiga me empieza a hacer preguntas.

—¿Qué te dijeron Alexander y Bastian?

Me pongo a reír recordando lo que me dijeron

Y es que llegaron a las siete de la mañana, y mi hermano casi los corre a patadas, por levantarse un sábado a esas horas. Le expliqué que yo los había citado, y cedió.

— Bastian me dijo que ante cualquier cosa que llegue a pasar y yo salga lastimada le cortaría los huevos y los aventaría a un perro callejero, pero también me dijo que estaba feliz por mi

— Bastian, siempre te has cuidado mucho y es de entenderse, se conocen desde niños.

— Por otro lado el imbécil de Alexander me dijo que seguro Nathan estaba mal de la cabeza

— Eso, por qué

—Según él me debería haber pedido matrimonio no una tonta cita, y el imbécil se empezó a reír cuando vio que me había puesto roja, luego me dijeron que se le notaba interés en mí desde hace ya unos días, yo nunca me di cuenta de eso

— Es que eres muy ciega, se nota que el babea por ti, cuando estamos en clase te mira y se le iluminan los ojos, y hasta te sonríe, pero tu siempre andas con cara de querer matarlo, o eso hasta hace unos días que vi, que se empezaron a llevar mejor, y al parecer eso a él le ha gustado mucho más.

Nos empezamos a llevar mejor desde que él descubrió que escribo en una plataforma, pero nunca me di cuenta de todo lo que ella decía.

¿Nathan me miraba en clases? ¿Me sonreía? creo que no me di tiempo a conocerlo, solo lo juzgué por lo que decían de él.

— Pero ahora le darás una oportunidad y todo les irá bien, pero si no ya sabes que tienes a la liga de la justicia de tu lado

Nos pusimos a reír desquiciadamente, hasta que llegaron las tres de la tarde, hora en la que quedé en verme con Nathan, bajamos por las escaleras aún riendo, y nos encontramos con mi hermano en el camino

— Dann, con cuidado cuando vayas a tu casa por favor, últimamente las calles no son seguras

— Tranquila Vic, no es tan lejos— dijo poniendo los ojos en blanco

— Yo la puedo acompañar — dijo James, poniéndose de pie, y vi como mi amiga se, ¿sonrojaba?

—No es neces.....

— Perfecto, así estarás más segura y yo más tranquila— le corté, por que sabía que diría que no

Justo en ese momento tocan a la puerta y yo siento como si me faltara el aire

Voy a abrir la puerta y me encuentro a Nathan, con una sonrisa, está vestido con una camiseta blanca y encima una camisa de cuadros abierta con un pantalón nergo semiajustado y zapatillas blancas.

Parece que vamos combinados, y Danna se da cuenta de eso, porque me guiña un ojo. Por otro lado veo a mi hermano serio, mas no molesto.

Me acerco a él, y le doy un beso en la mejilla como saludo, cuando me alejo lo veo un tanto sonrojado

— Buenas tardes preciosa, te ves increíble — me dice acercándose ligeramente a mi

— Gracias, tu también te ves bien — le digo

James se aclara la garganta

— Hola a ti también Nahan — le dijo mi hermano

— Oh! Hola James, Hola Danna, espero y estén bien

— Hola, que se diviertan, yo ya me iba

— Y yo la acompaño, hasta luego — dijo James siguiendo a Danna

Cuando ambos desaparecieron por la puerta, nosotros salimos dirigiéndonos a un auto negro muy bonito, pero nunca imaginé que era de él.

Me abrió la puerta del copiloto y yo subí cómodamente, el rodeó el auto y subió

— Tu auto es muy bonito— le dije, tratando de romper el silencio

— Gracias, fue un regalo de mis padres —

Hizo silencio un momento y cuando estuve a punto de preguntarle a dónde íbamos, se acercó a mí y me abrazó, yo le correspondí el abrazo

— Gracias, por aceptar venir conmigo, y si te preguntas a dónde iremos, pues es una sorpresa

— ¿No eres un psicópata, verdad? — le dije en tono burlón y ambos reímos

— Sería incapaz de privar al mundo de tu belleza

— Siempre dices cosas, que me hacen sonrojarme, y yo a ti solo lo hago cuando te doy un beso en la mejilla, no es justo— dije cruzándome de brazos

— Yo no me quejaría si te atreves a darme besos solo para hacerme sonrojar.

Siempre que estoy con él me siento bien y esto es muestra de ello

— La pregunta aquí es, ¿Besas en la primera cita, victoria?

— Tal vez sí 

Colisión (bilogía Lazos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora