Capitulo 4

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Pasaron algunas semanas luego de mudarme, no había visto a los hermanos Haitani ni a Sanzu, talvez jamás los vea aunque no me afecta mucho.

Salí de mi casa luego de llegar del colegio y fui a la biblioteca aún tenia que pasar por ese puente tan tentador, tenía ganas de "cruzar la línea".
Me pare enmedio como siempre esperando a que el aire llegara a mi cara pero estaba ves de espaldas al barandal, cerré los ojos y me incline un poco más hacia tras.. se sentía bien la brisa tranquila que decia que se aproximaba el invierno.

-se siente bien no?- me dijo una voz que conocía

-bastante bien-

-quieres morir o que haces de esa manera?

-si quiero morir

-quieres un poco- abrí los ojos lentamente posicionando mi cabeza.

-jamas e fumado eso - era marihuana

-siempre hay una primera vez- me dijo Sanzu y me lo ofreció

Lo tomé un poco indecisa.

-succiona como un cigarro y luego inhala profundamente por la boca- lo hice pero me hizo toser muy fuerte - pica en la garganta cierto?

-si pero se siente bien-

-a dónde ibas? Si se puede saber

-a trabajar es una biblioteca cerca - me sorprendía la manera en que estaba soltandome a hablar con él

-te acompaño voy para la misma dirección -

-bien- bajamos del puente y caminamos hasta la biblioteca.

-es aquí?

-si, gracias por acompañarme adiós.

-oye espera dame tu número- me ofreció su celular y lo anoté

-bay- entre a la biblioteca ya había puesto un poco de perfume por el olor aunque me cambiaría en el baño la ropa

Ojalá me sintiera tan bien siempre como en este momento con la cabeza en el cielo.
Estuve con el efecto como 1h luego me sentí otra vez completamente ordinaria.

Volví a ver al chico de cabello blanco con negro y ví que tenía el mismo "logo" que tenía Sanzu en su ropa hoy pero lo ignore.

Salí del trabajo un poco agotada porque habíamos acomodado libros y tenido mucha gente por el estreno de uno nuevo.

Camine hacia el puente para llegar a mi departamento, me puse los audífonos al máximo volumen y empecé a tararear.

-la lala la lala lala la- no sentí los pasos que iban detrás de mi por el volumen, sentí un brazo por mis hombros sin dudarlo le di un codazo con todas mis fuerzas en el estómago ví como el tipo caía y se quejaba me quite los audífonos

-que te pasa? Si no te gustaban los abrazos podías decirlo- era Ran

-uy te golpee que lastima- me di la vuelta y seguí caminando

Ví a un hombre correr a máxima velocidad hacia mi venía completamente de negro y parecía traer un arma en la mano, seguí caminando ignorando al chico la verdad no me importa si me apuñalaba.

-cuidado- escuché a Ran correr hacia mi tirándome y sujetando al chico, pude escuchar como caía la navaja - imbécil que te pasa?- le decía Ran.
Lo empezó a golpear y empecé a escuchar como cirugía su cuerpo a los golpes de Ran, escuché el sonido de un hueso romperse. Pueden llamarme loca pero ese sonido me hacía exitar.

-mas, más, más!- yo decía entre susurros y el chico pelimorado se dió cuenta

-quieres intentarlo?

-puedo? - él tipo al que golpeaba ya estaba casi muerto ni siquiera reaccionaba. 

-claro ven aquí - tome uno de sus dedos y escuché como se rompía y salía sangre, el chico empezó a gritar

-música para mis oidos- seguí rompiendo sus dedos era muy placentero casi nadie pasaba por ahí a esas horas.

-eres buena- dijo Ran

-me encanta la sangre, cuando me golpean me siento bien, ahora que veo este es el chico que me golpeó hace poco- era el tipo que me llamo "bonita" - te acuerdas de mí?- le dije haciendo mi cabeza a su cara pero no respondió - que lastima, no es divertido sin gritos de desesperación.

-siempre he pensando lo mismo, carajo ahora voy a tener que caminar todo lleno de sangre -

-ven conmigo- tomé la navaja del piso antes de levantarme

-a dónde?

-a mi casa a dónde más?

-de a cuerdo

-no te hagas ilusiones solo te dejare pasar la noche.

-demonios

Caminamos por las calles hacia mi departamento, limpie la navaja de dónde la había agarrado y la avente con todas mis fuerzas a una pared y se quedó clavada.

-que fastidio- dije y por fin llegamos a mi departamento, teníamos que subir unas escaleras para entrar - entra

-si gracias, vives sola?

-si, desde hace poco, tengo ropa un poco grande que te quedará, ahí está el baño mete tu ropa a la lavadora en un momento la voy a prender.

-si gracias- él fue al baño que le dije y yo fui a mi cuarto a dejar mis cosas y buscar un buzo grande y unos pans a cuadros de pijama grises.

-te dejare aquí afuera la ropa- el abrió la puerta completamente desnudo

-por qué no entras y te bañas conmigo?

-no gracias- di media vuelta y el recogió la ropa que le había puesto en el piso. Luego de 5 minutos salió.

-gracias por prestarme esto- ví que le quedaba apenas a la medida.

-no es nada- me metí al baño a lado estaba la lavadora, la prendí y deje lavando su ropa, le eche un poco de agua oxigenada para que las manchas de sangre se quitarán.

- por qué metiste a un extraño a tu casa?

-no lo sé, pero si intentas algo te mataré-

-no intentaré nada- se escuchó su móvil - hola? Si estoy bien me quedaré en otro lado te marcare mañana para que me recojas- colgó

-tú dormirás en esta habitación, si necesitas algo toca mi puerta es esta- le dije señalando las puertas

-bien gracias de nuevo-

-puedes tomar lo que quieras del refri, me iré a bañar.

-bien-

Fui primero a la lavadora a poner la ropa de Ran en la secadora en lo que me bañaba.

Entre a la ducha abrí la llave, me metí dejando caer el agua por mi cabello, siempre salía de buen ánimo luego de bañarme.
Estire la mano y agarre la toalla, la puse al rededor de mis pechos y mi espalda saliendo así del baño.

-habia olvidado que estabas aquí- realmente lo había echo 

-oye porque no hacemos algo de travesuras?

-no gracias, me voy a cambiar- me metí a mi habitación y saque ropa para vestirme, luego de eso me seque el cabello. Salí de mi habitación y Ran estaba en el sillón

-cuantos años tienes?

-no lo sé, tienes hambre?

-si mucha- dijo quejándose

-preparare algo- fui a la cocina e hice sandwiches

-puedes quitarle la orilla?- nada más eso me faltaba ag

-si claro-

Lo llame a la barra de la cocina odiaba las boronas de pan en los sillones. Comimos y luego nos fuimos a dormir cada quien en la habitación correspondiente.

Acomode mis cuadernos para el día siguiente la escuela y me metí a la cama quedando profundamente dormida.

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