Capítulo II: El amigo misterioso

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Antes que nada, lean todo el capítulo, porque sí, tiene partes del extra que tengo en Instagram, pero también contiene fragmentos nuevos, varios, que sirven para el desarrollo dela historia.

Antes que nada, lean todo el capítulo, porque sí, tiene partes del extra que tengo en Instagram, pero también contiene fragmentos nuevos, varios, que sirven para el desarrollo dela historia

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Habían pasado unas cuantas semanas, y nada había cambiado. Nada. Bueno, en realidad, había cambiado todo, pero al mismo tiempo nada. Es decir, Mika seguía siendo la misma inmadura de antes, la misma pesadilla andante para todo aquel que no fuera ella. Pero al mismo tiempo no. Ella seguía estando aquí, seguía metiéndose en problemas y arrastrándome a otros, pero ya no era igual. No, porque me había reemplazado.

Bufé y observé a Mika que se reía de manera siniestra a mi lado. Sus ojos estaban fijos sobre el rostro de uno de nuestros compañeros de clase. Él se veía confundido, no sabía lo que estaba pasando. Y yo tampoco. Mika había actuado sola en las últimas semanas y yo no comprendía por qué y eso me irritaba. Éramos un equipo, pero, mientras más se acercaba el inicio de clases, Mika más se alejaba. Y no me quería decir la razón. Ahora todo lo hacía con otra persona, un desconocido con el que se había cruzado semanas atrás. Un desconocido con el que se pasaba horas hablando por celular, por el que se escapaba cada noche a la plaza del pueblo. Y yo solo sabía que se juntaban allí porque los había seguido.

Lo había visto solo dos veces, en la primera y la segunda ocasión que seguí a mi irritante gemela. Y sí, yo me había prometido no interceder, dejar a Mika hacer lo que quisiera, no obstante, comenzaba a cambiar de opinión. Estaba claro que mi gemela planeaba algo y que su nuevo amiguito la ayudaba.

Sin embargo, eso no era lo que más me irritaba del nuevo. No, para nada. Lo que me fastidiaba era que solo pude observarlo bien la segunda vez que seguí a Mika y su rostro me había parecido muy familiar, mas no recordaba de dónde. Pero no parecía confiable. Ni un poco. Eso tal vez se debía a que me recordaba, en cierta medida, a Mika y a mí. Era rubio, de ojos verdes y con una personalidad algo... ¿perversa? Sí, creo que esa palabra había usado Ela para describirnos a nosotras. Pero sus ojos eran demasiado verdes, de un tono muy específico, un tono que solo había visto en mi hermana y en mi reflejo. Y eso me preocupó. Yo no sabía quién era mi padre, así que existían muchas posibilidades de que ese chico fuera nuestro hermano y yo no quería tener un hermano, bastante complicado era tener una gemela.

—¿Por qué ese chico parece a punto de largarse a llorar? —cuestionó mi prima Ela. Sus ojos oscuros se posaron sobre la sonrisa macabra de Mika—. Olvídenlo, no quiero saber lo que hicieron —soltó mientras rodaba sus ojos.

—Yo no hice nada —me defendí—. Fue Mika.

—Traidora —me susurró mi hermana, luego posó sus ojos sobre nuestra prima—. No fue mi idea, fue de Carter —se defendió como si realmente le importara lo que Ela pudiera decir, aunque las tres sabíamos que eso no era verdad.

—¿Quién es Carter? —cuestionó cuando Mika se alejó de nosotras murmurando algo por lo bajo.

Mis ojos viajaron hacia mi prima y la miré de arriba abajo. Seguía siendo la misma chica de siempre, nada había cambiado y eso me aburría.

La última tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora