Capítulo 12: Pensamientos (fragmento)

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Es martes, el día esta muy bonito, con una brisa demasiada fría, se escucha la música de Olivia Rodrigo, en el momento en que la periodista Brittany, decide estacionar el auto en frente del supermercado.

- Te traigo papas, sodas...chocolates.... ¿Qué deseas?

- Tráeme una doble hamburguesas con pepinillos, cebollas extras, sin lechuga, pero con mayonesa, y que le agreguen queso, en caso de que no venga incluida. - le dice Sara, desde adentro del auto.

- ¿Con todo menos lechuga?

- ¡Así es! pero no se te olvide el queso, me brinda buen paladar.

Britany abre demasiado los ojos y su compañera entiende.

- Hemos tenido reporte a 10 metros hacia el oeste. - Expresa Erika Vianí.

Shearith Mendoza observa los papeles. Escenarios de rostros de niñas desaparecidas.

Caminan hacia el lado de la orilla, donde están las canoas. Escucha el sonido de los delfines, pero detrás de ellos escucha un profundo sonido de otro un monstruo. ¡Algo grande, algo espeluznante! Las dos detectives se encuentran en la canoa, cuando el indígena local rema un poco, los otros forenses viajan en otra canoa.

Por algunos momentos, Virginia, me había mentido, primero el chocolate, luego las rosas. A ella le gustaban en realidad, pero me dijo lo contrario, para no recibirlo de mi parte.

No puedo olvidar lo amable que era, cada vez que me trataba, pero eso fue sólo hasta que supo que me gustaba. Yo no comprendía aún nada de eso. En mi adolescencia, me la pasé metido entre animes, grupos de amigos y aventuras que no tenía nada que ver con chicas. Me gustó una que otra chica, como Itzel, pero nada más allá. Con Virginia, sentí que era demasiado intenso los sentimientos, años después, descubrí que solo era la presión sanguínea excitada, cuando uno se enamora.

Virginia estaba en la exterior de la parada de autobuses, cuando llegué. Me mira seria, no quiere sonreír. Empieza a llover y ella abre el paraguas, yo intento estar bajo el techo, ella mira a otro lado y comprendo que no quiere conversar. Es linda, me gusta su trasero, es redondo y ancho, para una chica joven de sólo 18 años. "¿Tendrá hijo? me pregunto. Tiene un buen trasero". Trago saliva asombrado de mis pensamientos "¡Que pervertido soy! Y con la chica que me gusta".

Una chiva o autobus pequeño llega y ella arregla su paraguas, mojándose un poco para ingresar. Se inclina para ingresar, "tiene buenas nalgas de verdad. Son redondas, demasiada carne". Me muerdo el labio para despertar de mis pensamientos. El transporte se retira y me acuerdo de sus palabras aquel día que limpió la mesa. - Ella es muy joven para tí. - Refiriéndose a Susana.

Con Susana, pude experimentar dormir en una cama a lado de ella. La cama de su hermana, el día que su padre me hospedó. Trabajo con el señor Felipe en la Bodega, así que al invitarme a la fiesta de cumpleaños de su hija Daysi, y siendo tan tarde de la noche, me invitó a dormir en su hogar. "Pero no esperaba dormir con Susana al lado". Es la más joven de la familia, apenas tiene 16 años en ese momento. Susana se retira al baño, para tomar la ducha y yo me acuesto en la cama, pegado hacia la pared. Observaba el celular así que no estaba dormido. Cuando Susi llega, me volteo rápidamente. Luce un pijamas holgado. Es lindo su tono de piel, entre blanco y crema. Su madre es morena, es chola y su padre es blanco. Mi destino, fue encontrarla, pero el destino no tiene ningún otro papel.

- Ella es Susana, tiene 16 años, es virgen, no sabe nada de lo que tu sabes. - me dice un pequeño duende en forma de niño y nada deformado, en la puerta de la recamara, mientras Susana se coloca el desodorante aerosol y me mira un poco curiosa. Yo la observo. El duende más pervertido que yo me dice: - ¡Mírala! no tiene sostén!

"Las mujeres no duermen con sostén" le responde desde mis pensamientos.

- ¡Cierra la ventana! - Interrumpe mi conversación en privado, la jovencita.

- ¡Pero tiene cortinas!

- En el río aparecen brujas y espantos, no quiero ninguna dentro de mi cuarto, ésta noche.

Obedecí, al instante que ella se acuesta mirando hacia mi. Yo la mira un tanto y ella sonrie.

-¿Si?

- Eres bonito.

- ¡Gracias!, tu también.

- ¡Ojala! - Se acuesta boca arriba y se lanza la sabana cubriendo desde sus pies hasta su cuello, incluso tapa sus manos.

- Lo eres

- No en realidad, pero si a ti te parezco bonita gracias!

Gira hacia la pared.

-¡Hasta mañana! - expresa.

Yo me quedo anonadado, pensé que conversaría un poco más, pero observo su figura. Tiene linda espalda, hombros y pompis. "¡Mírala!" escucho "Tiene buenas nalgas". Empiezo a sentir mareo con ansias de dormir y siento que tengo deseos. Ella me provoco, ¡ella no!, su postura.

Observo que se mueve, se recoge los pies en forma de bebé. "¿Que crees que esté haciendo?" no quiero pensar en eso.




La Chica: El Principio del Ensueño (EN REVISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora