17 años después
Corre, corre hasta que ya no puedas más, no importa si el aliento no te da, si tu corazón te está reclamando por salirce de tu pecho, solo hazlo y no mires atrás.
Yo corrí desesperada por las escaleras, ni siquiera veía los escalones bien, solo abanzaba con lágrimas en mis ojos, hasta llegar a la asotea, caminé rapidamente con el corazón en las manos, no podía más con esto, con las burlas, con los insultos, los apodos de fea, de no ser nadie en este mundo, solo caminé hasta la varanda y cruce quedando en el borde, mi mente estaba luchando con mis pensamientos para hacerme cambiar de opinión de lo que iba a hacer, miré hacia abajo y se veía el mismicimo vacio como si el mismo infierno me estuviera llamando.
Cerré mis ojos y cuando pensaba mover mis pies, ahí mismo escuché esa voz que me hizo abrir los ojos de inmediato.
—No deberías jugar con las alturas, y menos si no tienes valor para suicidarte —dándole una calada a su cigarro.
Al oir esa voz, miré de donde venía, un muchacho con su pelo desordenado, una mano en el bolsillo de su pantalón, la otra en su cigarro me miraba atentamente a mi rostro haciendome notar sus ojos azules que resplandecían, en ese mismo momento me olvidé que estaba al punto de quitarme la vida y al tratarme de voltear uno de mis pies me jugó una mala pasada torciendose y haciendome resvalar hasta quedar colgada sugetandome con mis manos de la varanda, sentía como mi pecho se aceleraba nuevamente tenía tanto miedo, vi como el tranquilamente se acercó a mí, soltó su cigarro al suelo y puso sus dos manos sobre las mías me ayudó a subir, quedando a centímetros de él, miré directamente a sus ojos (así de cerca podía ver bien lo guapo que era , tanto que me hizo sonreir sin darme cuenta)
—"Gracias"—dije con esa boba sonrisa en mis labios.
—No me las des, de todas maneras cualquiera en mis zapatos hubiera echo lo mismo—caminando hacia donde estaba antes.
En ese momento apareció una profesora, traía en su rostro una expresión de miedo, al verme corrió a abrazarme.
—No te atrevas a volver a hacer eso, por favor—suplicandome.
Me cogió una mano, (sabía que iba para la dirección) solo miré al chico que me había salvado de cometer semejante locura, mientras caminaba detras de ella, el levantó su mirada y me dijo, antes de desaparecer de la asotea .
—Se mas valiente para matarte en la próxima, Luna—formandose en su rostro una media sonrisa.
*A las afuera de la Ciudad de México*
Había pasado toda la maldita noche esperando a mi padre (él cual no había dado signos de vida y ya eran las 7 de la mañana) estaba sentada en el sofá con una taza de un supuesto café (ya que tenía que ser más agua que otra cosa) cuando siento que se abre la puerta de un golpe, era él, mi padre, estaba totalmente borracho como todos los días (perdido en su mundo de adipción) me miró con una cara que se podía decir de odio.
—¿Qué haces todavía aqui escuincla?, y no estas trabajando—tratando de acercarse sin caerse.
—Estaba esperandote como todos los días, llegas tan borracho que ni tú mismo puedes valerte por ti solo—parandome del sofá para acercarme a él y ayudarlo.
—¡Quitate zorra, no me toques con esas manos manchadas, me da tanto asco mirarte!—alterado.
—Te recuerdo que estoy así de manchada por tu culpa, eres el peor humano que he conocido, que no tiene corazón, como puedes ser tan rata de vender a tú propia hija—mirándolo a los ojos con rabia.
—Cuidado como me hablas escuincla, eres igual a tu madre una zorra barata— mirándola mientras se reía.
—Eres un maldito bastardo, no menciones a mi madre en tu asquerosa boca—dandole una cachetada que en ese momento lo hizo reaccionar y cogerme por el cuello y estamparme contra la pared, me faltaba el aire me estaba ahorcando.

ESTÁS LEYENDO
Tres veces yo
Roman pour AdolescentsTres personas totalmente distintas de carácter, su forma de ver las cosas diferentes, pero su rostro idéntico como tres gotas de agua . Lo que más duele es que te separen de ellas al nacer, que te quiten una parte de ti por egoísmo propio, pero la...