Tres personas totalmente distintas de carácter, su forma de ver las cosas diferentes, pero su rostro idéntico como tres gotas de agua . Lo que más duele es que te separen de ellas al nacer, que te quiten una parte de ti por egoísmo propio, pero la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Manchada de pies a cabeza, encadenada de por vida, por recuerdos asquerosos que ni el tiempo los olvida.
Mis ojos se abrieron al sentir la presencia del sol, me levanté poco a poco y mi entrepierna dolía demasiado, mi ropa estaba dañada por muchas partes.
Me encontraba en un callejón donde solo las ratas eran mi compañía, me había dejado tirada y desecha por dentro.
El dolor tanto emocional como físico que sentía en ese momento me apretaba el pecho tan duro, que las lágrimas no salían.
A pasos lentos y con la mirada de muchas personas sobre mi y sus feos comentarios sobre mi estado físico llegué a mi casa. Solo al abrir la puerta mis ojos chocaron con la cara de enojo de mi madre y viajaron a mi padre que se encontraba sentado en el sillón, al verme, rápido vinieron a mi con la intención de ayudar.
Hice un rechazo ante su acto, estoy segura que por la cara que pusieron mi expresión daba miedo.
—¿Hija que te pasó?— mi madre habló mientras sus manos tocaban desesperadamente mi rostro, como analizandome impacientemente.
—Me asaltaron, solo fue eso—mis ojos miraban su rostro con desesperación, y movía mis manos, estaba muy nerviosa, tenía miedo que descubriera que le estaba mintiendo.
Mi padre me miró de arriba hacia abajo, no parecía muy convencido con lo que había dicho, empecé a caminar despacio en dirección a mi cuarto tratando que no se notara el dolor terrible que tenía en la entrepierna, cuando sus palabras me detuvieron.
—Si te asaltaron, porque no te quitaron el teléfono—mis ojos se abrieron como chapas y viajaron hacia su mano donde sostenía mi teléfono—acaso tuviste relaciones, y te dejaron en tal mal estado— no me podía creer lo que estaba escuchando salir de sus labios.
—Acaso te has vuelto loco, te dije que me asaltaron si no me crees es tú problema—empecé a caminar a paso rápido hasta llegar a mi habitación, entré y solté fuerte la puerta haciendo un estruendo, para luego ponerle seguro.
Me tiré a la cama y apreté la almohada contra mi cabeza, soltando un grito de frustración, de enojo y tristeza a la misma vez.
Narra Noah
Mis pensamientos atormentaban mi mente, después de dejar a Luna tirada sentí un poco de culpa, pero eso no cambia que merezca todo el dolor del mundo.
Personas como ella, que deciden quitarse la vida así como así, merecen sentir miedo y dolor, así decía mi padre.
Me encontraba caminando por el sendero del cementerio, el cielo estaba empedrado y la brisa acariciaba mi cuerpo mientras caminaba hacia la tumba de mi padre.
El sepulcro estaba como mismo lo había dejado hace 2 años cuando vine a visitarlo, su foto estaba rayada, ni una flor tenía y la tumba estaba adornada en ciertas partes de moho.