Esperar a que la gente te quiera, te acepte tal y como eres, es un precio muy alto, primero, porque si esperas a que ellos te acepten o te quieran, la vida se te acaba en un abrir y cerrar de ojos, solo aprende a quererte a ti misma, date todo el amor que nadie te da...
Mis ojos se cerraron, dando paso a la oscuridad de mis sueños,sentía como mi cuerpo despegaba de mi cama y era llamado a gritos por dos almas más, mi frente empezaba a sudar al ver semejante escena.
Luna, Luna soy yo mi amor, soy yo tu verdadera madre—la voz se oía lejos de donde me encontraba, mis pies tocaron agua o al menos eso pensé yo, cuando miré hacia abajo lo único que pude ver fue sangre, mi sangre derramada, como un río.
Que dices no puedo oírte,vuelve a decírmelo, ¡vuelve!—en ese momento desperté, mi cuerpo temblaba y por mi rostro corría una ligera capa de sudor, estaba asustada.
Me levanté con cuidado, me había quedado dormida mientras lloraba en mi cama por las amenazas de esa escoria, cuando venía de la fiesta, que mierda de vida llevo yo por dios, con mis pies descalzos me dirigí a la cocina, con cuidado de no hacer ruido, al llegar abrí la nevera para servirme un baso de agua, cuando estaba bebiendo un poco más tranquila, siento como la puerta de la casa se abre y unas risitas se oyen en la sala.
Mi cuerpo quedó inmóvil, mi cabeza estaba en trance al yo mirar de reojo hacia la sala donde se encontraba tirada mi madre en el sofá con una mujer encima de ella, y mejor solo les digo que se estaban comiendo a besos para no pasar a detalles,(esto es en serio, que está pasando en mi vida que todo es sorpresas y más sorpresas)de mis ojos salieron lágrimas, mi mirada se nubló y el baso se escapó de mis manos para estamparce en el suelo, haciéndose estillas.
Subí corriendo a la habitación al oír la voz de mi falsa madre, mientras se dirigía a la cocina, cerré la puerta y dejé caer mi cuerpo entre las sabanas, mis sollosos aumentaban cada vez más y más, tenía que saciar mi dolor, tenía que liberarme.
Abrí una de las gabetas de mis mesitas de noche ahí era donde guardaba una cuchilla, la que me ayudaba a desaparecer mi dolor, me senté en mi cama y empecé a cortar mis muslos esta vez más profundos al punto que corría mi sangre, tiñendo las sabanas blancas de rojo.
Mis lágrimas no dejaban de nublar mi vista, así que me paré tiré la cuchilla al piso y me dirigí al baño me lave las manos estaban cubiertas de sangre y luego me tiré agua por todo mi rostro y de la rabia que me dio recordar semejante escena de mi madre, levanté el puño y lo estampé contra el cristal del lavamanos.
Se estilló con el golpe, mi puño estaba cortado con ligeras estillas de vidrio en el, miraba mi reflejo entre cortado en el espejo dañado.
—Malditos, porque arruinan mi vida de esta manera— se escapó una lágrima de mis ojos.
Salí del baño directo a mi cama la cual estaba manchada en ligeras partes de sangre, no me importo que mi puño y muslos estuvieran decorados de rojo, solo me acosté y cerré mis ojos, para poder conciliar el sueño, quedé rendida en mis pensamientos.
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Tres veces yo
Ficção AdolescenteTres personas totalmente distintas de carácter, su forma de ver las cosas diferentes, pero su rostro idéntico como tres gotas de agua . Lo que más duele es que te separen de ellas al nacer, que te quiten una parte de ti por egoísmo propio, pero la...