Pasado y Presente

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No importa el pasado, no importa como fuiste, lo importante es reconocer que no quieres volver atrás, que quieres una vida llena de paz, tanto mental como física

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No importa el pasado, no importa como fuiste, lo importante es reconocer que no quieres volver atrás, que quieres una vida llena de paz, tanto mental como física.

Mi telefono sonó, lo cogí entre mis manos, mi semblante cambió de un instante al otro, Damián me había mandado una foto de el casi semidesnudo, no se porque pero me puse nerviosa, lo miré por unos segundos y luego borré la foto.

No podía dejar que ese hombre moviera mi mundo de un momento a otro.

Dejé el teléfono en la sala y subí a mi habitación a descansar, no sabía que me esperaba mañana.

                  Narra Damián

Me había despertado bien temprano, tenía que analizar detalladamente los últimos preparativos para la presentación de mi nuevo proyecto, me encontraba en el coche en dirección a mi oficina.

Le agradezco a la vida porque la insoportable de Aria, cuando salí estaba dormida.

Al llegar estacioné el coche en el estacionamiento, y me dirigí al ascensor, al abrirse aquellas dos puertas de acero pude ver a mi secretaria Alice, es la persona más puntual del mundo.

—Buenos días señor, su padre lo está esperando en su despacho—aquellas palabras salieron de su boca sutilmente,volviéndose amargas al mencionar mi padre.

Me dirigí a mi despacho, al estar delante de la puerta cogí unas tres bocanadas de aire y la abrí, ahí estaba mi padre sentado en mi silla como si fuera él,el jefe.Su cara arrugada tenía una expresión seria y desabrida, a miles de leguas se podía notar que estaba furioso.

—¿Qué se supone que estas haciendo Damián?—su puño se estampó contra la mesa.

—¿A qué te refieres?— las palabras salieron de mi boca, haciendo que mi expresión cambiara repentinamente a enojado.

—Tu esposa llamó ayer a mi casa, llorando muy desconsolada, que una mujer la había llamado, seguro ya sabes la otra parte—se paró del asiento y me encaró quedando enfrente de mi— como te atreves a ser un semejante estúpido—no me dio tiempo ni a reaccionar cuando estampó el puño en mi cara.

Cerré mis ojos y sentía que el fuego me comía por dentro, los deseos de pegarle y hacerle pagar por cada golpiza que me ha dado desde que era un niño se veían presentes, solo apreté mi puño para controlarme yo no soy igual que él, yo no le pienso pegar.

—¡Sal ahora mismo de aquí!—estaba furioso, le abrí la puerta para que se marchara.

El solo se fue sin decir nada, como el dinero se apoderaba de el hasta el punto de pegarle a su propio hijo.

En un acto de furia eché abajo todos los papeles que estaban sobre mi escritorio.
Respiré pesado por varios segundos y reaccioné, hoy es el día, el día que empieza mi plan.

Tres veces yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora