Capítulo 20

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Severus estaba de nuevo en sus aposentos, esperando a Harry.

Después de su tierno momento en el aula de Pociones, mandó al chico a cenar y pidió a un elfo doméstico que le llevara lo suyo a sus habitaciones. Las reacciones de Harry hoy lo tenían perplejo.

Durante el almuerzo, había notado que el chico de ojos verdes llegaba al Gran Comedor y no pudo evitar mirarlo. Sin embargo, se había percatado de que Nott Jr. le observaba abiertamente, como solía hacer cada vez que tenía que escribir la preceptiva carta a casa.

Severus había mantenido su máscara de ceño fruncido firmemente en su rostro, saliendo del Gran Comedor con su habitual altanería.

Durante la clase de Pociones, puso a los alumnos a trabajar y se sentó con el libro de magia vudú que había traído de su biblioteca personal. Encantando la portada para evitar que nadie se enterara del verdadero tema del libro, se sumergió en la lectura.

Todos los datos que había descubierto hasta el momento le apuntaban en la dirección inicial. Si el Señor Oscuro realmente deseaba controlar y utilizar a los zombis astrales para obtener poder, necesitaría llevar estos objetos consigo a donde fuera.

Cerrando el libro justo antes de que la clase terminara, observó a los alumnos limpiar sus mesas, notando que Harry no lo había mirado ni una sola vez. El chico mantenía los ojos bajos, moviéndose lentamente como si estuviera perdido en sus pensamientos.

Cuando puso sus deberes sobre el escritorio de Severus y se dio la vuelta para salir, el maestro de pociones empujó disimuladamente la pila de libros, tirándolos de la mesa. Echando a todos los demás de la habitación, llamó a Harry por su nombre, pero el chico seguía sin mirarle.

Severus se había temido lo peor. Harry ya había entrado en razón, no quería tener nada que ver con un anciano taciturno que estaba demasiado dañado para cambiar.

Mirando el rostro del muchacho, observó sus labios fruncidos mientras negaba con la cabeza, sin querer siquiera hablar con Severus. El maestro de pociones sintió que su corazón se rompía en millones de pedacitos.

Dio un paso atrás y se encerró en sí mismo, empujando con firmeza todas sus emociones detrás de los sólidos escudos de oclusión. Ya se ocuparía de ellas más tarde, cuando estuviera solo. Solo. Otra vez. Siempre.

Entonces el chico soltó que lo sentía y Severus se erizó. De todas las cosas, se negaba rotundamente a aceptar la lástima del chico.

Pero Harry lo sorprendió una vez más. Ver ese hermoso rostro, con lágrimas cayendo por sus mejillas y los ojos cerrados, escuchar que tenía miedo de que Severus estuviera enfadado con él, sentir lo mucho que quería a Severus cuando lo abrazaba...

Con el corazón en vilo y lleno del más profundo de los afectos, Severus besó a Harry y esperó transmitir todos sus sentimientos a través de ese simple gesto.

Severus miró el reloj y suspiró. Sólo unos minutos más y volvería a tener al chico cerca de él. Sólo esperaba que la lección de hoy no destruyera el pequeño mundo feliz en el que parecía existir siempre que estaba con Harry.

 Sólo esperaba que la lección de hoy no destruyera el pequeño mundo feliz en el que parecía existir siempre que estaba con Harry

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