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Tras un día de resaca, las clases empezaron, Lily y Meliah se encontraban en pociones cuando de su caldero comenzó a salir un humo negro con un olor sumamente desagradable. Lily trató en vano de ayudar a Mel a deshacerse de ello.

—Narcissa, haz el favor de ayudar a tu compañera, está claro que lo necesita.

Narcissa era la más avanzada en esa clase, se le daba sorprendentemente bien, no era de extrañar que siempre que alguien tuviera problemas la mandaran a ella ayudarle.
—No necesito ayuda.
—Claro que la necesitas— corrigió la profesora a Mel.
Narcissa se acercó seria y observó sin detenerse mucho en la poción que preparaba Meliah.
—Has añadido mal el polvo de raíz de Asfódelo. Es una punta de cuchara, no la cucharada entera, vas a tener que volver a empezar— dijo sin inmutarse ni cambiar su semblante.
—No puedo volver a empezar, quedan menos de diez minutos de clase— se quejó Meliah.
—Que pena— dijo Narcissa rodando mis ojos mientras se alejaba.
—Señorita Black, debo pedirle que se quede con su compañera después de la clase y la ayude con la poción, de lo contrario su compañera no podrá ser evaluada— indicó la profesora.
—¿Cómo?— interrogó Narcissa.
—Usted recibirá calificación extra, por supuesto— indicó la profesora.
Narcissa rodó los ojos y aceptó, tampoco tenía mucha más opción.

La clase terminó y la profesora les indicó que de Ian cerrar cuando salieran.
—Venga, tienes que volver a comenzar esa poción— dijo Narcissa desde su sitio mientras mezclaba varias cosas en su caldero.
—Se supone que tienes que ayudarme Rubita— le dijo Meliah.
—No me llames así, Narcissa Black Rosier para ti.
—Lo que tú digas— en ese momento Meliah añadió las hojas de belladona.

—¿Qué acabas de hacer?— preguntó Narcissa alterada.
—Añadir la belladona fresca.
—¡Seca! ¡Son hojas de belladona seca!— Narcissa tomó rápidamente la mano de Meliah y tiró de ella hasta meterse detrás de una mesa justo antes de ese caldero resultara en una fuerte explosión.
—¡Mierda!— exclamó Meliah. Ambas salieron de detrás de la mesa observando humo retro y toda la clase teñida de ceniza. —La profesora nos va a matar.
—Te va a matar— corrigió Narcissa —Eres tú la que ha hecho estallar la poción.
—Se supone que tú debías ayudarme.
—No me pediste ayuda.
—¡Debías ayudarme de todos modos!
—A mí no me grites listilla.

—¡¿Qué ha pasado?!— exclamó la profesora el ver el desastre. —¡Estáis castigadas! Durante el próximo mes serás su tutora durante la tarde.
—¡¿Qué?!— exclamó Narcissa —Eso no es justo.
—Yo decidiré lo que es justo— afirmó la profesora y mandó a las niñas a sus habitaciones.
—Mira lo que has hecho.
—También ha sido culpa tuya rubia... Agh, da igual, hablaré con mi padre para que nos levanten el castigo.
—Dudo que tu padre tenga tanto poder en Hogwarts.
—Te sorprendería...
—Y no me llames rubia— sentenció Narcissa antes de comenzar a bajar las escaleras para dirigirse a su sala común.

Cuando Meliah llegó a su habitación, la esperaban en ella sus amigos.
—¿Problemas con mi prima?— rió Sirius dando una calada a su cigarrillo.
—Agh que niña mas estirada y engreída— se quejó Meliah.
—Es una Black-Rosier, no sé de qué te sorprendes— indicó Lily.
—A mí me cae bien, no es tan insoportable como parece— afirmó Severus.
—Eso es porque tú eres Slytherin— le dijo Meliah. —Pero cuatro Griffindors y una Ravenclaw jamás serán del agrado de esa princesita de Slytherin elitista.
—¿Qué castigo te han puesto?— preguntó Remus. —Escuchamos la explosión.
—Clases particulares con la rubia— confirmó Meliah rodando los ojos —De cualquier modo, hablaré con mi padre, soportarla hoy ha sido suficiente.
—Suerte con ello— rió James.

—Siendo Ravenclaw deberías ser más lista...— indicó Severus —¿Por qué no aprovechas eso para aumentar tus notas?
—No necesito aumentar mis notas.
—Sí, si quieres vencer a Narcissa— dijo Lily.
—Su orgullo de serpiente se verá aplastado si la superas en su terreno— confirmó Sirius.
—Esto no es ninguna competición, además no quiero tener que soportarla más, es insufrible— sentenció Meliah.
—Bueno, sólo era una idea...— recalcó Sirius.

Pasaron la tarde terminando las tareas que debían entregar al día siguiente, el curso estaba comenzando pero se notaba que era el último año. Eso no impedía que continuaran con sus locuras, y la tarde del día siguiente, Minerva observó entrar una bola en llamas por la ventana de su despacho.

—¡James Potter, Sirius Black, Lily Evans y Remus Lupin!— dijo al verles a través de la ventana, James y Lily sobre la escoba de James y Remus y Sirius sobre la de Remus.
—¡Profesora McGonagall la necesi...!— trató de desviar Meliah para distraerla entrando al despacho —Vaya... He llegado un poco tarde— dijo tratando de irse.
—No se mueva señorita, os vais a detención ahora mismo.

Los cinco entraron en la sala de castigo viendo a otros alumnos que debían pasar la tarde ahí también haciendo deberes.
—Que suerte tiene Severus— se quejó James —No le han pillado porque estaba en herbología.
—Para ser justos, Meliah tampoco debería estar en detención, sólo nos iba a ayudar a distraer a Minerva— indicó Lily.
—¿Te la estás ganando para comertela esta noche?— rió Sirius.
—Anda rubia, creía que las niñas buenas como tú no venían a detención— le dijo Meliah al bar a Narcissa.
—Te sorprendería...— dijo Narcissa restándole total importancia y sin levantar la vista de su papel.
—Bueno, yo no sé vosotros, pero yo le largo— dijo Meliah.
—Nos han cerrado la puerta y no la abrirán hasta las siete— indicó Remus.
—La ventana— señaló Meliah.
—Ni de coña— dijo James —Estamos en la séptima planta y ni si quiera hay cornisa.
—Bueno, como queráis, yo me voy.
—Mira el lado bueno, si te caes no tendré que ser tu profesora particular— le dijo Narcissa sin siquiera mirarla.
—Estar conmigo todas las tardes es un privilegio, no un castigo— indicó Meliah y abrió la ventana.
Miró hacia abajo observando al evidente altura que la separaba del suelo.

—Oye Meliah mejor no— interrumpió Lily.
—Queréis relajaros, entraré por la ventana de la clase de al lado y os abriré desde fuera.

Meliah salió sujetándose a una de las rejas de la ventana. Discretamente la mirada de Narcissa estaba posada sobre ella, inquieta, consciente de que sí su compañera daba un solo paso de un centímetro en falso estaría en graves problemas.

La suerte no acompañó a la Grinderwald, al sujetarse a una de las viejas rejas oxidadas esta se partió, haciendo que resbalara y se quedara sujeta por una sola mano.
—¡Ah!— gritó y apretó cuanto pudo la reja a la que se sujetaba, sus amigos corriendo hacia ella y cuando trataba de volver a agarrarse esta reja también se partió haciéndola caer de inmediato —¡Ayuda!
Caía a toda velocidad, sus amigos trataban de lanzar hechizos de levitación que no conseguían impactar en ella y en unos segundos se estrellaría en el suelo.

Narcissa de un salto quedo frente a la ventana.
—Wingardium leviosa— dijo dándole de lleno a Meliah y haciendo de inmediato que esta dejará de caer a unos pocos metros del suelo y que descendiera lentamente hasta llegar a él.
—¡Narcissa gracias!— exclamó Lily saltando a abrazar a la Black.
—Sí, bueno, decidle a vuestra amiga que deje de proponer planes suicidas— dijo sin interés y dirigiéndose de nuevo a su mesa.

UNDER THE STORM (Narcissa Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora