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—¿Qué pasa cariño? —dijo Meliah girándose en la cama al notar unos sollozos provenientes de detrás de ella.
—Lo... lo siento —dijo Narcissa secándose las lágrimas —Te he despertado ¿verdad?
—No te preocupes por eso, ¿qué sucede? —dijo Meliah acariciándole la mejilla. —Es por Draco ¿cierto?
—Solo trato de ser una buena madre... solo quiero que sea feliz...
—Oh cariño —Dijo Meliah abrazándola. —Eres la mejor madre que existe, cometes errores, como lo hacemos todo, Draco te quiere y sabe lo grandiosa que eres, mi amor...
—No lo sé... A veces creo... creo que preferiría que fueras tú su madre y no yo...
—Claro que no, Draco me ve... como a una amiga... Sabe que su madre eres tú y te quiere con todo su corazón...
—¿Lo crees de verdad?
—Estoy segura, te lo prometo.

Narcissa hundió su cabeza en el cuello de Meliah y no tardó en conciliar el sueño mientras esta le acariciaba el cabello con delicadeza.

Días más tarde se realizaba la segunda prueba del torneo de los tres magos.
Esta prueba también fue realizada con éxito por los participantes.
Los días pasaban mientras todos se preparaban para la gran prueba final, el laberinto.

—Esto va a salir mal... —susurró Meliah al lado de Draco y Narcissa.
—¿Lo presientes? —preguntó Draco y está asintió.
Dos concursantes habían sido descalificados, quedaban Harry y Cedric luchando por la victoria.
En ese momento Meliah pudo ver a lo lejos el cáliz.
—Es un translator... —dijo, haciendo que los padres de Harry la miraran con preocupación. —¡Es una trampa! —gritó, desplegó sus alas y voló hasta aquel cáliz tocándolo a la misma vez que Harry y Cedric, apareciendo los tres en un funebre  cementerio.
—¿Meliah? —preguntó Harry.
—¿Estáis bien? —les dijo a los chicos. En ese momento Peter salió de su escondite. —Detrás de mí. —Ordenó posicionado a Harry y Cedric tras sus enormes alas.
—Vaya vaya... —dijo Peter —La niña de Gellert... me preguntó sí... ¡Avada... —Antes de que Peter pudiera terminar el hechizo esta con su magia arrancó uno de los pinchos de las vayas e hizo que este le atravesara.

Tomó a los niños para buscar el translator cuando se encontró de frente con Lucius Malfoy.
—¿Dónde crees que vas? —dijo este. Con una daga cortó la mejilla de Harry y lanzó la daga a Bellatrix, quien cortó un dedo a Peter y metió rápidamente un hueso, el dedo y la sangre en un caldero junto a los restos de Voldemort.
Meliah estaba dispuesta a luchar, pero no podía permitirse poner en peligro a los niños. Por lo que destruyó el translator desde la distancia y se transportó hasta el campo de quidditch donde se celebraba la última prueba.

—¿Cariño estás bien? —dijo Narcissa corriendo hasta ella.
—Voldemort ha vuelto —le dijo.
—Por Merlín... —dijo Draco.
—Vámonos a casa...
—Sí, mejor... —dijo Narcissa tomando su mano y saliendo del lugar. No sin antes avisar a Albus. Se despidieron de Draco, quien se quedaría en Hogwarts y se marcharon.

Al llegar a la casa Meliah estaba inquieta, no sabía qué hacer.
—Deberías descansar...
—Tu hermana y tu ex-marido son quienes le han traído de vuelta, además he matado a Peter...
—Oh Bella...
—Corremos peligro, vienen a por Harry... Draco y tú deberíais iros a Roma... A Francia o a España... donde sea lejos de aquí.
—No vamos a dejarte sola.
—No quiero que os pase nada...

Esa misma noche Meliah recibió una visita.
—¿Qué quieres Voldemort? ¿O prefieres que te llame Tom? —dijo bajando las escaleras viéndole en su salón.
—Tú soberbia te jugará malas pasadas. ¿No te lo han dicho?
—¿Qué es lo que quieres?
—Al niño Potter.
—No voy a entregarte a Harry.
—Si el niño vive, tu amorcito morirá.
—¿Qué? —preguntó Meliah. Voldemort apartó su capa y dejó ver a Narcissa maniatada en el suelo.
—¡Suéltala! —dijo lanzando un hechizo a Voldemort, viendo que a este no le afectó se alejó un poco, extendió sus manos y comenzó a susurrar unas palabras.
—¡¿Qué crees que haces?! —exclamó él, dándose cuenta de que estaba realizando un hechizo de destierro. Magia ancestral que pocos dominaban.

Meliah terminó de recitar las palabras y apuntó con sus manos a él. Sus ojos se pusieron en en blanco y una gran luz se desprendió de sus manos, rompiendo todas las barreras que Voldemort había impuesto y haciéndolo desaparecer. Con esto, ella también desapareció ante los ojos de Narcissa. Quien miraba la escena atónita.

—¡Meliah! —exclamó cuando terminó de soltarse. —¿A dónde ha ido? —preguntó al aire. —Por Merlín a dónde has ido, Meliah... —Narcissa se desplazó rápidamente hasta la mansión de los padres de Meliah.

—¡¿Un hechizo de destierro?! ¡Podría estar en cualquier parte! —exclamó Caeliah. —¡Has vuelto a perder a mi hija!
—Cariño cálmate —Dijo Gellert a su esposa —ella no ha tenido la culpa. No le hables así. ¿Sabes a dónde ha dirigido el destierro?
—No dijo ningún lugar que me fuera reconocible... No lo sé...
—Seguro que la encontramos.
—¡Podría estar en cualquier parte!
—Cálmate cariño —volvió a decir Gellert. —Nuestra hija es lista y poderosa, estoy seguro de que sabía lo que hacía.

Narcissa se movía de un lado a otro, estaba preocupada. Demasiado. Volvió a casa envuelta en un profundo sentimiento de tristeza y preocupación. Intentaba sacar de su cabeza la idea de que algo malo le pasara.
Decidió subir a la habitación y rebuscar entre las cosas de Meliah para intentar encontrar algo que pudiera indicarle qué era ese hechizo y a dónde la había llevado.
Desarmó la habitación de arriba a abajo sin encontrar nada que pudiera llevarla a ella. Aunque rápidamente tuvo una idea.

Se transportó a Hogwarts y entró rápidamente sin llamar demasiado la atención, subió a la habitación de Meliah y se encerró en ella para buscar cualquier cosa. El mínimo detalle que la llevará a ella.
Estuvo toda la noche y parte del día buscando. Hasta que alguien tocó en la puerta.
—Severus, ¿qué haces aquí?
—Gellert ha hablado con Dumbledore y él conmigo. Supuse que estarías aquí. Te ayudo a buscar.
—Gracias —dijo Narcissa con sinceridad.

Ambos desarmaron aquella habitación de arriba a abajo y cuando estaban a punto de darse por vencidos, Severus pisó sobre una tabla suelta.
—Severus, no te muevas. —Exclamó Narcissa.
—¿Qué pasa? —Narcissa corrió hasta él, lo movió y con Magia arrancó la tabla.
Bajo esta había un hueco donde se encontraban algunos frascos sin etiquetar. Libretas, hojas sueltas y un gigantesco libro viejo y polvoriento.
—Creo que hemos dado en el clavo —dijo ella.

Ambos sacaron todo y lo colocaron sobre la mesa de la habitación. Revisaron cualquier otra tabla suelta, cualquier otra grieta. Pero no había nada más.
—Tenemos trabajo. —Tras decir eso. Severus comenzó a examinar los frascos lo más cuidadosamente que podía. Mientras Narcissa buscaba entre las páginas algo que pudiera darle algún tipo de indicio.

UNDER THE STORM (Narcissa Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora