Los chicos raros

[Capítulo 1]

Tres chicos se podían observar sentados en una banca.

—ya deja de temblar, no hace tanto frío.

La chica de pelos dorados alzó la mirada al de pecas que se encontraba recostado en un poste. —déjalo Emilio— seguidamente abrazó a su hermano que tiritaba de frío.

—como quieras...—murmuró el más alto.

—¡allí están!— desde no muy lejos, una pequeña de cabello negro corría hacia ellos.

—vaya minion, tranquila aun estas temprano.

—no seas un boludo y dejame— con pausas dijo Sasha, quien trataba de recuperar el aire que había perdido.

Justo después llegó otra de los integrantes del grupo. —¿tardé demasiado?—

—¡Megan!

Unas pequeñas risas se dejaron escuchar de parte de las tres chicas que se encontraban reunidas.

—¡muchachos, por fin llegan!— Luis miró fijamente a los dos chicos que venían conversando juntos. El más alto le dedico una gran sonrisa y el otro, se dirigió rápidamente hacia ellos.

—¿no llegamos tarde, no?— dijo el de ojos azules.

—no, tranqui—

—entonces...¿Ya nos vamos?— dijo el de gafas empezando su nuevo rumbo.

—Dale!— gritaron Sasha y Mía al unísono. No tardaron mucho en empezar una nueva conversación.

(...)

—¿entonces... Que hicieron en estas vacaciones?, hablen un poco, ¡parece que tienen miedo!— dijo la de flequillo Morado girandoce para ver a los demás.

—prefiero el silencio.— dijo sin darle alguna mirada el de polera negra.

—no hicimos mucho— dijo Mía y continuó Luis, —visitamos a nuestro tíos y primos. Nada nuevo—

—me la pasé en casa—dijo Megan.

—¿que?

La castaña miro confundida a la más pequeña, —¿Por que no avisaste?, hubiéramos salido a... No sé, pasear.— diciendo esto se colgó del brazo de la contraria. Esta no parecía molesta por su acto, pero si algo incómoda.

—¿y ustedes?— dijo el rubio señalando a Félix y Tomás

—estuve en casa, con mi mamá y Xime.

—también me quedé en casa.

—¿no salieron esta vez?— dijo algo dudosa y confundida Sasha, sin despegarce del brazo de la de ojos verdes.

—bueno... Si lo hicimos, pero muy poco.

—¿y por que lo omitiste, tienen algo que ocultarnos?— dijo juguetonamente la de lentes.

La conversación siguió, haciendo entretenido el camino a la escuela. Al llegar vieron el lugar lleno, todos estaban emocionados por volver a verse, a uno que otro estudiante le daba lo mismo.