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Ya hace 8 horas habían llegado a Córdoba. Ivo no durmió en toda la noche por cuidar a Julieta, por lo tanto mientras ella hacía la prueba de sonido, él se quedó en el hotel descansando.
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Las 01:00 A.M marcaba el horario del teléfono de Ivo. Julieta y sus bailarinas estaban precalentando; en 15 minutos salían al show.
—¡En 5 entramos!—Avisó Leo, dando unos aplausos con sus manos.
La jujeña mordió su labio nerviosa con una sonrisa pequeña. Las bailarinas subieron el escenario, ubicándose en cada uno de sus lugares.
—¡Ju, arriba!—volvio a gritar Leo.
—¡Ya va!—respondio Ivo y tomó de la muñeca a la pelirroja, arrastrandola a él.—Suerte jefa, disfrutalo como nunca, brillas allá arriba—una sonrisa se formó en el rostro de la jujeña. Serue ladeo una sonrisa e inclinó su cabeza, con intenciones de dejar un beso en la mejilla de su amiga, lo cual claramente salió mal. Uno del staff lo chocó, causando que deje un beso sobre los labios de la colorada. Julieta abrió sus ojos como platos, e Ivo quedo tildado. Finalmente se separó con sus mejillas rojizas, avergonzado;—Pe... perdón Ju, n...
—Tranqui.—Julieta ladeo una pequeña sonrisa y se separó. Tomó su micrófono y subió al escenario al escuchar que la melodía de Turra sonar.
Ivo quedo confundido y extraño, sentía que esas mariposas en el estómago que alguna vez sintió por la colorada ahora nuevamente lo estaban atormentando. Intentó sacar todos esos pensamientos de su cabeza y poder disfrutar del show que ya había empezado.
Una gran y amplia sonrisa se formó en su rostro viendo a la jujeña, y cantando a la par de ella las canciones. Saco su teléfono y comenzó a grabarla. Siempre fue un gran fan secreto de ella, la admiraba porque a pesar de todo transmitía luz estando ella en plena oscuridad.
𝙻𝚊 𝚊𝚖𝚘 𝚝𝚛𝚊𝚗𝚚𝚞𝚒𝚕𝚊 𝚢 𝚑𝚊𝚌𝚒𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚜𝚞 𝚜𝚑𝚘𝚠.
Miedo era la que ahora sonaba por el parlante. Las bailarinas bajaron del escenario dejando solamente a Julieta. Ivo grababa absolutamente todo. Al escuchar la voz dulce de la colorada sobre el beat, una brisa fría lo abrazo, haciéndolo estremecer, resultandole un poco extraño ya que no había viento.
—Nada alrededor, solo somos tú y yo, no pienses en má' na.—Cantó la jujeña, sintiendo como la mirada del rubio no se despegaba ni un segundo de encima de ella;—Te pido perdón, ser como soy, es mi... Mi perdición, y me pierdo contigo.—Camino hacia donde estaba el cara tatuada, apuntandolo con disimulo y volver rápidamente con la vista a su público.
De alguna u otra forma Ivo sentía que esa canción los describía, aunque quizás para muchos no fuera así, y solo es una pavada, pero desde que él escucho esa canción en el álbum de la jujeña sabía que era para él.
