CAPÍTULO 8

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Ken miraba su departamento con cierto anhelo al pasado, a esos días en los que vivía solo, a cuando su vivienda no parecía un campo de guerra gracias a los tres invitados que a pesar del caos que trajeron convirtieron la soledad y el frío de aquel...

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Ken miraba su departamento con cierto anhelo al pasado, a esos días en los que vivía solo, a cuando su vivienda no parecía un campo de guerra gracias a los tres invitados que a pesar del caos que trajeron convirtieron la soledad y el frío de aquel espacio en el hogar que el mayor siempre deseo tener y compartir con una familia al igual que sus viejos amigos. Soltó un suspiro largo y negó con la cabeza, había mucho por hacer, pues al trabajar todo el día no tenía mucho tiempo para limpiar y mucho menos ganas luego de lo cansado que regresaban los cuatro, razón por la cual había estado aplazando la limpieza de su morada, pero ya había llegado un punto en el que se sí encontrará con ratas no le sorprendería, había ropa por el piso y sobre los muebles, manchas que ni dios sabía de dónde provenían, migajas de comida, trastes sucios en la cocina y el baño con un olor no muy agradable, no entendía como era que había estado tolerando esto por tanto tiempo.

Camino a la sala mirando inmediatamente a los tres pequeños alfas estar recostados sobre los sillones mirando televisión, a veces envidiaba la capacidad de ignorar todo de Mikey, pues aunque un calcetín colgaba sobre la pantalla este no parecía inmutarse ni incomodarse. Detuvo su camino frente al televisor dispuesto a encararlos.

—La carne de burro no es transparente—comentó el albino.

Sin tardar una vena palpitaba sobre la frente del más alto.

—¡Mikey!

—¡Kenchin no me dejas ver!

Apagó el televisor.

—¡Dios! ¿Cómo pueden no notar el chiquero en el que están? —cuestionó a los tres.

—Oig oig—el rubio intento simular los chillidos de un puerco.

—Claro que lo vemos—respondió Manila—, solo no queremos herir tus sentimientos al decirte lo poca cosa que es tu departamento.

El albino asintió estando de acuerdo.

—Tan solo tú sala es del tamaño de mi baño, pero está bien, sabemos que Kenchin hace lo que puede —intento consolarlo el líder de Boten.

Cuenta hasta diez Ken, uno... dos... tres... no los mates... cuatro... cinco... así, no los mates... se-

—Bueno nos vas a dejar ver la televisión ¿Sí o no?

Explotó, se acercó a los tres los levanto y luego los arrastró a diferentes partes de la casa, al albino lo llevo al baño.

—Como mi baño es pequeño no creo que te tome mucho limpiarlo —lo metió a la fuerza y cerro la puerta antes que pudiera reclamar.

Tomo del cuello de la camisa de Manila mientras esté se retorcía y lo metió a su habitación.

—Como mi departamento es tan, pero tan pequeño mi habitación no debe ser mucho trabajo ni siquiera para alguien tan enano como tú —cerro mientras el peligro gritaba cosas como "no haré nada" "solo por eso dormirás en la sala otra vez".

Mikey [Drakey] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora