Capitulo 14

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Dos meses después…

JUNGKOOK  no  necesitaba  pasar  demasiado  tiempo  en  la  escuela  de  la Fundación  Jeon.  Asistía  a  todas  las  reuniones  de  la  junta,  por  supuesto,  e iba  a  ver  las  actuaciones  de  los  niños  en  Semana  Santa  y  Navidad,  pero  nada más.  Así  que  el  director  se  mostró  muy  sorprendido  cuando  se  presentó  allí un día, sin más.

–Señor  Jeon  –le  dijo,  tendiéndole  la  mano  para  darle  la  bienvenida–. No lo esperábamos. ¿A qué debemos semejante  placer? Jungkook le  dio la mano.

–No  te  robaré  mucho  tiempo,  Con.  Solo  quería  comprobar  que  mi  dinero se está utilizando bien.
–Que  no  le  quepa  la  menor  duda  –respondió  el  director  en  tono  orgulloso–. ¿Quiere que demos una vuelta y se lo enseño? Condujo  a  Jungkook  por  los  pasillos  del  edificio  que  en  el  pasado  había  sido un  orfanato,  hasta  que  habían  dejado  de  llegar  bebés  y  se  había  abandonado.
Después  Jungkook  había  encontrado  la  propiedad  y  había  decidido  que  era perfecta  para  una  escuela,  para  los  niños  de  la  calle  que  no  tenían  dónde  vivir, nada  que  llevarse  a  la  boca  y  ninguna  posibilidad  de  recibir  una  educación. Niños  de  la  calle  que  podían  convertirse  en  ciudadanos  útiles  si  se  les enseñaba  otro  modo  de  sobrevivir  y  prosperar. 

Niños  cuyo  futuro  no  estaría determinado  por  el  destino,  sino  por  las  oportunidades.  Niños  que  podían beneficiarse  de  las  lecciones  que  él  había  aprendido  y  que  habían  hecho  que pasase de ser un chico de pueblo a ser multimillonario. El  director  le  enseñó  las  clases,  donde  había  estudiantes  de  seis  a  dieciséisaños,  todos  haciendo  matemáticas  o  leyendo,  aprendiendo  destrezas  para  la vida  diaria  los  de  mayor  edad,  desde  cómo  abrir  una  cuenta  bancaria,  pasar por una entrevista de trabajo o negociar un acuerdo.

Luego  fueron  a  la  cocina,  donde  estaban  preparando  la  comida.  Pasaron por  la  residencia,  donde  algunos  niños  tenían,  por  primera  vez  en  su  vida,  una cama y una habitación. Y  cuanto  más  tiempo  pasaba  allí,  mejor  se  sentía  Jungkook.  Cuando  se marchó  lo  hizo  pensando  que  no  era  una  mala  persona,  aunque  esa  hubiese sido su sensación desde el día que Jimin había firmado los documentos. Aquella    visita    le    había    demostrado    que    no    era    malo,    pensase    lo    que pensase Jimin  de él.

Porque no le había robado su fortuna porque tuviese nada contra  el. Lo  había  hecho  por  Jung-Su  y  por  la  promesa  que  le  había  hecho  a  su padre. Aquello no tenía nada que ver con Jimin . No era nada personal. Cuando  volvió  a  su  despacho,  ya  no  estaba  tan  animado. 

Se  sentó  en  su sillón  y  juró  entre  dientes.  Ya  había  sabido  que  no  le  duraría  el  buen  humor, nunca  lo  hacía.  Últimamente  nada  lo  satisfacía,  nada  podía  aliviar  aquella sensación  de  insatisfacción.  No  estaba  bien  y  no  tenía  sentido,  porque  estaba más  ocupado  que  nunca.  Tenía  un  nuevo  imperio  del  que  ocuparse,  una nueva fortuna que gestionar. Pero no era suficiente. Sentía   que,   después   de   haber   logrado   su   objetivo,   ya   no    tenía    ningún motivo para continuar, ninguna otra meta que alcanzar.

Yoongi  lo  llamó  por  teléfono  y  él  estuvo  a  punto  de  no  responder.  No  lo soportaba,  se  había  vuelto  arrogante  y  altivo.  No  obstante,  seguía  trabajando para él, así  que descolgó. –¿Si?
–Tengo noticias –le dijo Yoongi Y Jungkook supo por su tono de voz que tenía que ver con Jimin .
–¿Qué? –inquirió con impaciencia. Porque  si  iba  a  contarle  lo  mismo  de  siempre,  que  tenía  un  aspecto  horrible y  se  pasaba  el  día  entre  su  triste  apartamento  y  el  trabajo,  no  necesitaba  oírlo. No necesitaba sentirse más culpable.

DULCE VENGANZA |KookMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora