Jimin se sentó junto a Nanjoom en el despacho de este, repasando el plan de la expedición. Las motas de polvo bailaban sobre el pequeño rayo de sol que entraba por las ventanas del oscuro despacho, iluminando las estanterías que cubrían las paredes. En aquella habitación en la que todo era tan viejo. Repasaron todo lo necesario para llevar a cabo la expedición: buceadores, botes, equipos de sonar y de seguridad. Y, si hubiese podido pagar para garantizar que el mar estaría en calma, Jimin habría pagado también. Namjoon levantó la vista cuando terminaron, satisfecho.
–Es maravilloso que utilices así tu dinero, Jimin.
–A decir verdad, cuando los abogados me dijeron la cantidad sentí vergüenza. Y, además, ¿qué otra cosa podría hacer con ello? Es demasiado para una persona y me alegra poder usarlo de manera útil. Namjoon asintió.
–¿Y no sabías que tu padre te había hecho beneficiario?
–La última vez que había tenido noticias suyas había sido a través de una carta de sus abogados en la que ponía que me había desheredado. No tengo ni idea de cuándo cambió de opinión ni por qué. Tal vez porque no tenía a nadie más a quien dejárselo todo –le respondió Jimin– encogiéndose de hombros.
–Tal vez –dijo Nam–, pero también es posible que estuviese orgulloso de ti, de cómo habías sobresalido en los estudios y en el trabajo. Jimin se preguntó si era posible que su padre hubiese estado orgulloso de sus logros. Se habían visto pocas veces, normalmente en uno de los restaurantes favoritos de Jung-Su. Este le había preguntado por sus estudios y su trabajo, pero Jimin siempre había tenido la impresión de que lo había hecho solo por tener algo de qué hablar con un hijo al que casi no conocía.
–Nunca me lo dijo.
–¿Era un hombre que demostrase fácilmente sus emociones? Jimin se echó a reír.
–No, aunque sí que demostraba su desaprobación cuando estaba enfadado, sobre todo, durante mis años rebeldes. En realidad, no me sorprendió que me desheredada. Aunque sí que me afectó.
–¿Porque tuviste que buscarte la vida?
–En cierto modo, pero, sobre todo, porque perdí a mis amigos. Ya no era un omega popular y todos se fueron alejando poco a poco de mí. Su teléfono sonó y Jimin respondió.
Era Jungkook, que ya estaba haciendo planes para la cena de aquella noche. Cada día iban a un restaurante distinto, con vistas al mar o al puerto y, después, hacían el amor. Sonrió solo de pensar que era un hombre insaciable. Namjoon lo estaba observando cuando volvió a dejar el teléfono, lo miraba con curiosidad.
–¿Ocurre algo, Jiminie?
–¿Qué quieres decir?
–Te veo diferente. Más contento
–¿Cómo no voy a estar contento, si estamos a punto de embarcarnos en la expedición de mi vida?
–Sí, es cierto, pero ¿seguro que no hay nada más? Estás prestando más atención al teléfono de lo habitual. ¿No habrás encontrado a un nuevo amigo? Jimin estuvo a punto de negarlo. Era demasiado pronto y no sabía lo que iba a ocurrir con Jungkook, pero Namjoon era su maestro, su mejor amigo, así que sonrió.
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DULCE VENGANZA |KookMin|
RomanceSu vengativa seducción... ¡los uniría para siempre! Park Jimin un dulce Omega que tenía miedo a que alguien intentase aprovecharse de su recién heredada fortuna Pero el carismático he imponente alfa Jeon Jungkook ya era multimillonario y la a...