Capitulo 5 🔞

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AQUELLO era mucho más que un beso! El olor de Jungkook despertaba en el su lado salvaje, su sabor y la sensación de tenerlo tan cerca formaban un peligroso cóctel y su lobo exigía y quería más. Separó los labios y él aceptó la invitación y profundizó el beso mientras le acariciaba el trasero

Jimin gimió y Jungkook rugió al escuchar su respuesta, sus caricias se volvieron más osadas.
Lo agarró del trasero y se lo apretó con fuerza.
-Diosa -dijo, apartando los labios de el un instante-. Quédate y haz el amor conmigo, Jimin.
El le respondió con la boca y el cuerpo, apretándose contra él.
Había estado demasiado tiempo entumecido.

Demasiado tiempo. Desde que se había enterado de la muerte de su padre, desde que había sabido que ya no tenía ni padre ni madre, aunque su relación hubiese sido complicada en ocasiones.

Desde entonces, había estado como aletargado, anestesiado.

Pero Jungkook había despertado algo en su interior y en esos momentos se desplegaba y brotaba como una flor que hubiese estado cubierta por la nieve del invierno.

La sensación era estupenda y, en esos momentos, lo único que quería hacer era sentir.

Notó que Jungkook lo levantaba del suelo y lo tomaba en brazos sin dejar de besarlo.

Se giró y abrió una puerta, entró y volvió a cerrarla tras de él.

Jimin tuvo la sensación de que estaban en un lugar espacioso, de techos altos, cortinas vaporosas y ventanales con vistas a la ciudad, y entonces notó que caía sobre algo blando, una cama envuelta en sábanas de seda rojas y doradas, de los mismos colores que la puesta de sol.

Entonces él se apartó y, con una rodilla apoyada en la cama, lo miró.

-Eres precioso -le dijo. Y JiMin se sintió esperanzado.

Tal vez la vida hubiese girado una esquina, dejando atrás la tristeza de las últimas semanas.

Jungkook se desabrochó la camisa, se la quitó y la tiró al suelo. El Omega estudió sus hombros anchos, su pecho, abdomen y brazos esculpidos llenos de tatuajes desde su hombro hasta sus dedos .

Lo vio desabrocharse el cinturón, bajarse la cremallera y tirar los pantalones al suelo también.

Todo ello sin dejar de mirarlo a los ojos tan intensamente que Jimin no podía respirar, solo pudo pensar un momento que aquello estaba ocurriendo demasiado deprisa.

Y como si él hubiese sentido aquella punzada de indecisión, se inclinó y volvió a besarlo para tranquilizarlo mientras le quitaba el saco junto con su camisa.

Jimin sintió todavía más deseo, no pudo pensar en nada más. Jungkook le desabrochó en cinturón, el botón y bajo el cierre de su pantalón para proceder a bajarlos.

El se sintió más vulnerable que en toda su vida. Entonces él dejó de besarlo y se echó hacia atrás, dejándolo sin aliento, y lo miró.

-Precioso -le dijo. Y Jimin volvió a respirar antes de que Jungkook volviese a acariciarle las piernas, las caderas, la cintura y los hombros, y se apretó contra el.

Piel con piel. Las piernas entrelazadas, los vientres pegados. Unidos de la cabeza a los pies.

Jungkook le acarició el pecho y el gimió, arqueó la espalda y se aferró a la de él. Y entonces sus pechos se quedaron desnudos y juntos.

Jimin deseó gritar aliviado, pero Jungkook inclinó la cabeza y tomó una de sus tetillas con la boca y el grito que emitió el fue de éxtasis.

Ya no podía más de placer cuando Jungkook pasó a la otra tetilla y bajó la mano que tenía libre para meterla por el borde del boxer negro y acariciarlo allí, donde Jimin más necesitaba que lo acariciase el pelinegro optó por eliminar ese trozo de tela.

Bastó un suave roce de su mano en su miembro para que llegase al clímax y derramara su semilla. Su cuerpo se sacudió de placer, se olvidó del mundo entero, hasta que sintió que Jungkook era lo único que lo ataba a la Tierra.

Él lo besó en la boca, en los ojos, en cada uno de sus pectorales

-Lo siento -susurró el Omega, sintiéndose, de repente, avergonzado e incómodo, consciente de que su inexperiencia se había hecho evidente.

-Shh -lo tranquilizó él-. No pasa nada.

-Pero...
-No hemos hecho más que empezar Jiminie lo observó mientras se quitaba la ropa interior y se dio cuenta de que su erección era todavía más grande de lo que había pensado. A pesar de que acababa de recuperarse del orgasmo, volvió a desearlo.

Él buscó en el cajón de la mesita que había junto a la cama y, sin dejar de mirarla a los ojos, se puso un preservativo.

-Mira cuánto te deseo, Minie. A el le sorprendió que utilizase aquel apelativo cariñoso.
-¿Por qué me llamas asi?
-Porque desde que te he conocido -le respondió él, colocándose entre sus piernas-, tengo la sensación de que estás a punto de echar a volar, y quiero consentirte, tanto yo como mi lobo .

JiMin tragó saliva.

Era difícil mantener una conversación mientras le acariciaba su miembro como si su vida dependiera de ello.

-Ahora no me voy a marchar.

-No -dijo él sonriendo-. Eres un regalo de la diosa Luna . Y yo he tenido la suerte de cruzarme en tu camino.

El se preguntó por qué seguía Jungkook complaciéndolo con sus manos y sus palabras, estaba seguro de que no volvería a tener otro orgasmo, así que era una pérdida de tiempo.

Y, no obstante, él parecía no tener prisa. Se tomó su tiempo mordisqueándole el cuello

Entonces Jungkook notó que le metía un dedo en su parte trasera y sus músculos se contrajeron ante aquella íntima invasión.

Él gimió y lo acarició. Y el placer fue aumentando de nuevo. Jimin pensó que era imposible.

Pero su cuerpo no lo escuchó. Jungkook parecía saber cómo complacerlo, cómo hacer que se quedase sin aliento, que desease más.

Entonces apartó los dedos y presionó allí con otra parte de su cuerpo.
-Eres precioso -le dijo, enterrando los dedos en su pelo. Después lo besó, como confirmándole con aquel beso que de verdad pensaba que lo era. Y JiMin se relajó y elevó las caderas para recibirlo.

Él debió de sentir que había llegado el momento y lo penetró.
Jimin gritó, no de dolor, sino porque se sentía deliciosamente lleno, porque sus terminaciones nerviosas cobraban vida de nuevo.

Y eso que Jungkook todavía no había empezado a moverse en su interior.

Empezó a hacerlo despacio y después fue acelerando poco a poco, hasta que ambos respiraron con dificultad. Entonces, cuando Jimin pensó que ya no podía aguantar más,

Jungkook dio un último empujón y gimió de satisfacción, y el sintió que se rompía por dentro otra vez.

En esa ocasión le costó más recuperarse, tenía la respiración acelerada y la mente completamente en blanco, pero se dio cuenta de que, hasta ese momento, no había sabido nada sobre el sexo.

DULCE VENGANZA |KookMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora