–Tengo una sorpresa para ti. Ven. Volvieron al coche y unos minutos después entraban en el garaje de la casa donde Jungkook se quedaba y subían hasta el ático en el ascensor. Había una botella de champán esperándolos, y Jungkook la descorchó y sirvió dos copas.
–Enhorabuena –le dijo, brindando con el y dando un sorbo a su copa antes de darle un beso. Jimin estuvo a punto de derretirse con aquel beso.
–Esta debe de ser la mejor manera de beber champán –comentó Jimin cuando por fin se separaron.
–A mí se me ocurren otras –le respondió él, pensando que echaría de menos su pasión y su entusiasmo–, pero, antes, te he dicho que tenía una sorpresa. Tomó su mano y lo llevó a su dormitorio, donde había un traje colgado de una percha.
–He pensado que te gustaría ponerte esto para cenar. Jimin dio un suspiro ahogado al ver el traje vinotinto, Se giró a mirarlo.
–¿Y me lo has comprado porque te he dicho que no tenía nada que ponerme para la cena? Podía haber buscado algo en casa.
–Pero eso no habría sido divertido –le dijo él, tomando sus manos–. He comprado esto para ti porque te lo mereces. Porque eres un Omega precioso y mereces cosas preciosas, y porque estoy orgulloso de estar contigo.
–¡Oh, Jungkook! Eres el hombre más increíble que he conocido jamás. Gracias. Le dio un beso y él sintió que se excitaba todavía más.
–Te dejaré solo para que te cambies –le dijo, con la voz ronca de deseo–, pero ya te advierto que no me hagas esperar mucho, o no llegaremos a la cena. Jimin se echó a reír.
–No te haré esperar.
Haciendo honor a su palabra, Jimin salió por la puerta veinte minutos después.
–¿Qué te parece?
–Impresionante –respondió él, y era verdad. El traje le quedaba a la perfección ceñido a su espalda con una pretina ancha que acentuaba su cintura, le sorprendía como Jimin podía tener el cuerpo marcado por el trabajo del ejercicio pero al mismo tiempo delicado
–Yo sí que he encontrado un tesoro hoy. Pareces un ángel, un ángel creado por la diosa Luna para volver loco a cualquiera que te mire .
Tocó sus perfectos hombros y lo apretó contra su cuerpo mientras se embriagaba de su olor a vainilla y de su calor aquel olor que lo volvía loco a él y a su lobo. Jimin se echó a reír.
–En ese caso, tú serías un desendiente de la diosa Luna –le respondió–. El día que nos conocimos dijiste que hacíamos buena pareja, ¿recuerdas? Que el mundo sería un lugar más seguro entre nuestras manos. Él dejó de acariciarlo y se apartó. Porque lo recordaba demasiado bien. Recordaba sus planes, la emoción de la caza.
Jimin había mordido el anzuelo enseguida, había creído sus mentiras, y en esos momentos era suyo y, de repente, Jungkook estaba deseando que el juego terminase.
Consiguió sonreír y darle un beso en la mejilla a pesar de que se sentía incómodo. Se dijo que eran los nervios.
–Ven –le dijo–. Debes de estar muerto de hambre. Lo llevó a un restaurante que había en el ático del edificio vecino al suyo, con vistas a la ciudad. Jimin estuvo muy animado durante toda la cena, hablando apasionadamente de su trabajo, de su amor por la historia.
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DULCE VENGANZA |KookMin|
RomansaSu vengativa seducción... ¡los uniría para siempre! Park Jimin un dulce Omega que tenía miedo a que alguien intentase aprovecharse de su recién heredada fortuna Pero el carismático he imponente alfa Jeon Jungkook ya era multimillonario y la a...