☐ | Entre los pasillos de la universidad corría el rumor de que Min Yoongi, el capitán de baloncesto, había caído por el chico nuevo.
Y mientras Yoongi se empeñaba en negar lo dicho, Jimin poco a poco se cansaba de aquello, hasta que los papeles se...
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¿Cómo iba imaginar que aquel chico frente a él, luciendo tan inofensivo, podría hacerle tanto daño?
Park Jimin era peligroso sin siquiera ser consiente de ello.
La música a todo volumen retumbaba con fuerza, el sudor bajaba por su frente al mismo tiempo que movía su cuerpo al compás de la música, con una chica de la que no sabe ni el nombre restregándole el trasero con sensualidad.
Sus sentidos completamente nublados por el alcohol que se esparcía por cada recóndito rincón de su cuerpo. Eso era, era el alcohol, quería auto convencerse de que esa era la razón por la que su miembro no despertaba al sentir la fricción de aquel voluptuoso trasero; tenía que ser eso y no era que realmente no le iban las mujeres, no era que a él le gustaba solo aquel rubio, no, era solo culpa del alcohol haciendo estragos con su juicio.
Se sentía molesto, con Jimin, con sus amigos y con cada maldito estudiante de su universidad. Se había encontrado en una horrible situación y aquella había sido la única salida.
Era el capitán de baloncesto, deseado por sus compañeras y la envidia de cada estúpido chico que no podía conseguir lo que quería. Simplemente él no podía aceptar aquello. No podía decir que realmente le iban los culos grandes, pero los culos grandes en los chicos, específicamente, que le iba más al gran culo de Jimin. No, no podía ser la burla de todos y Jimin debía entenderlo y seguir a su lado a pesar de todo.
Eso había creído. Que Jimin sería comprensivo, le mimaría y se quedaría a su lado, siendo un secreto como todos esos seis meses anteriores lo había sido.
Pero no fue así; Jimin había sido testigo del como él había escupido cada palabra con asco, de como se burló, llamándolo loco, acosador, observador, psicópata, le escuchó decir cuanto lo odiaba y el como todo fue una burla para él.
Y era mentira, claro que lo era, él estaba completamente enamorado de Jimin, pero Jimin no le creyó, no fue comprensivo.
Pero, ¿qué podría haber dicho?
No estaba listo para salir del closet, ni creía necesario el hacerlo, llevaba seis meses al lado de Jimin y aquello nunca fue un impedimento para ello.
Eso creía Yoongi y le dolía.
Así que quería olvidar, odiaba la idea de estar lejos de Jimin, quería ir tras él, y lo hizo, aunque hacía una hora que Jimin se había marchado de la fiesta que se había organizado para festejar el gane de su equipo.
-Oppa -canturreó la pelinegra en su oído una vez se volteó, dejando sus brazos cruzados en su nuca- te veo tenso, ¿estás pensando en el raro ese?
Yoongi frunció el ceño, molesto por el adjetivo dirigido a Jimin, ¿por qué era raro? ¿Solo por hacer lo que le gusta sin detenerse a pensar si estaría bien o mal a los ojos de los demás?
