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Tres meses atrás

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Tres meses atrás

Jimin había empezado a notar pequeñas señales de cambio en Yoongi. Durante el último mes, Yoongi se había vuelto un poco más atento, menos frío en sus mensajes, e incluso se aseguraba de pasar un rato con él después de las prácticas de baloncesto, lejos de las miradas curiosas. Estos gestos, aunque discretos, hicieron que el corazón de Jimin se llenara de esperanza. Pero también comenzó a darse cuenta de que algo le pesaba, una sensación incómoda que no podía ignorar. Cada vez que Yoongi hablaba sobre mantener todo en secreto, Jimin sentía cómo su pecho se apretaba.

Una tarde, mientras estaban juntos en una pequeña cafetería en las afueras del campus, Jimin miró a Yoongi mientras revolvía su café, tratando de reunir el valor para decir lo que llevaba dentro. Yoongi revisaba su teléfono, aparentemente distraído, sin notar la inquietud de Jimin.

—Yoongi... —murmuró Jimin, con voz suave y algo temblorosa.

Yoongi levantó la vista, fijando su mirada en Jimin con una mezcla de interés y leve impaciencia. —¿Qué pasa, Jimin?

Jimin respiró hondo, tratando de mantener la calma. —Es solo que... —empezó, sus dedos jugueteando nerviosamente con la manga de su suéter—. No quiero sonar mal o presionarte, pero... ¿te has preguntado alguna vez por qué seguimos escondiéndonos?

Yoongi arqueó una ceja, claramente sorprendido por la pregunta, aunque rápidamente volvió a su semblante habitual de indiferencia. —¿Es en serio, Jimin? Ya te lo he explicado antes. Hay razones para mantener esto en secreto. No quiero que mi vida esté llena de chismes y preguntas innecesarias.

Jimin asintió lentamente, mordiéndose el labio. Había escuchado esa explicación varias veces antes, pero no dejaba de sentir una incomodidad persistente. —Lo sé, y entiendo que no quieres que la gente se meta en tu vida. Pero... también pienso que si realmente me quisieras, ¿no deberías querer que otros lo sepan?

Yoongi dejó su teléfono a un lado y se inclinó ligeramente hacia él, con una expresión que mezclaba molestia y una pizca de condescendencia. —No entiendo por qué insistes en esto, Jimin. Que sea un secreto no significa que no me importes. Significa que no quiero que mi vida privada sea un espectáculo.

—Es que... —Jimin vaciló, sintiéndose pequeño bajo la mirada penetrante de Yoongi—. Me hace sentir como si... como si no fuera lo suficientemente bueno para que los demás sepan que estamos juntos. Como si fuera algo vergonzoso.

Yoongi soltó una risa suave, pero no había amabilidad en ella. —¿Vergonzoso? Jimin, te preocupas demasiado por lo que los demás piensan. No es cuestión de si eres bueno o no. Es solo que no veo la necesidad de exponer algo que podemos disfrutar así, en privado.

Jimin intentó comprender, pero una punzada de tristeza se alojó en su pecho. Sabía que Yoongi era diferente, alguien que siempre hacía las cosas a su manera, pero no podía evitar desear ser alguien a quien él quisiera presentar abiertamente. Tomando valor, se atrevió a expresar su incomodidad.

Maniac ; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora