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Siete meses atrás.

Recién había teñido su cabello de castaño, se sentía expuesto por tal cambio. Muchos pares de ojos le seguían el paso.

Se sentía inseguro, ¿tan mal le quedaba?

Bien, acababa de gastar los ahorros de varios meses en ese cambio, a él le gustaba, después de todo lo había hecho para nadie más que para él mismo, no importaba si a alguien más le gustaba o no, así que caminó con determinación, entrándose en el colegio.

Era su primer día en aquella institución, recordó y río sintiéndose absurdo, esa podía ser la razón del porqué le veían tanto, nadie lo había visto antes con su cabello oscuro, quizá podía ser muy ansioso de vez en cuando. Su inseguridad le jugaba en contra, gritándole que algo más pasaba con su físico. 

Suspiró frente a la puerta y miró por unos segundos la placa de metal que estaba en ella, con un gran "Departamento de Orientación" escrito en ella acompañado de un "Jeon Doyeon" colocado justo abajo.

Dio dos toques a la puerta y esperó pacientemente mientras escuchaba con gracia el ruido de los objetos siendo acomodados dentro del lugar.

—Hey, ¿pero que chico tan bonito tenemos acá? —saludó con una enorme sonrisa— Tú debes ser Park Jimin, ¿cierto?

Asintió y sonrió sincero, aquella mujer le recordaba a como solía ser su madre antes de aquel suceso.

La mujer se apartó de la puerta y le dio espacio para pasar a su oficina, cerró la puerta tras él y le invitó a tomar asiento frente a su escritorio.

—Es un gusto, mi nombre es Jeon Doyeon, estoy encargada del primer año, seré tu orientadora, pero, aunque haya departamento de psicología, si tienes algún problema no dudes en venir a mí.

Bien, era genial, Jimin asintió emocionado y sonrió. —Lo haré, gracias señorita Jeon.

Recibió una sonrisa a cambió y justo antes de hablar un señor algo enfadado abrió la puerta con fuerza, sin siquiera pedir el pase.

—¡Señora Jeon, tenemos un problema con Min Yoongi! —exclamó el señor, mientras sus mejillas flojas se movían al momento de hablar y su entrecejo parecía explotar.

Jimin suprimió una sonrisa y apartó la mirada, sin creerse capaz de aguantar la carcajada que amenazaba con salir expulsada por lo tan gracioso que el señor se dejaba ver.

—Director Kim, le he dicho que soy la encargada de los de primer año, Min no es mi responsabilidad.

La fémina masajeaba su entrecejo, parecía cansada y acostumbrada a la situación.

—Ajá, y como yo le he dicho, ese jovencito no escucha a nadie más que a ti —escupió molesto—. ¡Min, pase por favor!

Jeon Doyeon suspiró sonoramente, aceptando su derrota sin siquiera debatir más al respecto, tomando en cuenta la posibilidad de golpear a su jefe en la cara con la carta de renuncia que había escrito una madrugada en la que sentía no poder lidiar más con aquel horrible estudiante.

Jimin dio un vistazo al chico que recién entraba y se sentaba junto a él, admitiendo enseguida el gran atractivo que le vestía.

—Y aquí estamos, de nuevo, Min Yoongi —alargó las palabras.

El chico sonrió de medio lado, sin sentirse ni un poco mal por la señora que parecía estar cansada.

Y bien, Jimin nunca se había detenido a pensar si un chico le parecía o no atractivo, esta era su primera vez. Era cien por ciento heterosexual y el admitir que el chico a su lado era muy —demasiado— guapo, no le baja ni un uno por ciento a su heterosexualidad.

—Acá me tienes.

Su voz, su maldita voz. Gruesa y rasposa. Jimin se removió un poco en su lugar, incómodo por el revoltijo de emociones que lo inundó el simple hecho de escuchar al chico hablar.

—Oh, ¿eres nuevo? Nunca te había visto por acá, ¿pero por qué entras tres meses después?

—¡Min! —regañó la señorita Jeon.

—E-Está bien —tartamudeó— sí, soy nuevo e ingresé hasta ahora por algunos problemas personales.

Se auto felicitó por poder decir más de tres palabras seguidas, para un chico tan tímido como él, aquello había sido todo logro que debía festejar.

Alzó la mirada, quedando atrapado en las redes de aquellos orbes oscuros que le miraban con atención. Separó sus labios un poco para tomar aire, sintiéndose nervioso por lo desnudo que se sentía ante aquella mirada.

Min Yoongi, aquel que parecía ser un chico popular, le estaba mirando, a él, un antisocial y ansioso chico que le temía al contacto con otras personas. Pero Jimin apartó su mirada, nervioso, cuando una sonrisa ladina se plantó en el rostro de Min al momento de bajar la mirada a sus labios.

Y quizá aquella tensión en la que se habían sumergido había sido tan evidente que la señorita Jeon carraspeó y sonrió un poco una vez tuvo la atención de ambos.

—Bueno Jimin, discúlpame, pero, como vez, alguien se ha metido en problemas y necesita mi ayuda —soltó, dándole una mirada molesta a su -no- estudiante—. Pídele a la secretaria que te ayude a buscar tu salón, y por favor ven a verme después, cuando tengas tiempo.

Asintió y se inclinó frente a su orientadora académica con respeto, para luego darle una rápida mirada al chico que ahora conocía como Yoongi. Salió con rapidez y soltó el aire que había estado reteniendo desde que Min Yoongi le miró.

Maniac ; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora