Cap 7

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A la tercera semana, mi rutina jamás cambió, sólo salía de la habitación para la visita al psicólogo y ahí no había ningún avanze, el doctor sólo se quedaba fijamente observandome, su mirada era como la de un lobo cuando se va a dar el banquete de su vida y yo solo me sentía intimidada, no movía ni un solo músculo y no abría la boca para nada, hasta que la hora pasaba, no sé que estaban esperando de mí pero al parecer no mucho, por que no decidieron internarme y hasta ahora no lo volvieron a mencionar, todo parecía como si lo único que querían era hacerme pasar un susto de muerte.

Mi relación con Alfredo? Ja!, está se volvió más tensa y lejana cada día, el moretón de mi cara casi había desaparecido y no volvimos a tener relaciones después de ése día espantoso y no por que, a él, le faltaran ganas, él seguía insistiendo pero yo lo rechazaba, más bien toda la confianza creada desde que llegué aquí y habíamos ganado con el pasar de los días, se perdió y eso me hizo retroceder en cuanto a la intimidad con él.  Éste me informó que tanto María como Carmen y su nieta ya estaban en la casa de regreso y además al ver que no salía del cuarto para nada, decidió cancelar la seguridad también, cualquiera diría que todo volvía a la normalidad

Sin embargo ninguna de ellas me fue a visitar, en alguna ocasión Génesis entró a contarme como le fue en sus vacaciones pero yo estaba tan sumergida en mi confusión que la eché a los segundos de estar allí, lo único que quería era estar sola a ver si así se aclaraban mis pensamientos.

Hacía unos días antes Alfredo decidió confiar en mí, para que me tomara las pastillas por mi cuenta, ya que él saldría en un viaje de negocios en una semana y no volvería hasta el día antes del reencuentro y en ese mismo instante tomé la decisión que dejaría de tomarlas, por que no encontraba ninguna mejoría, éstas solo me hacían daño y los vómitos eran sólo uno de los tantos síntomas.

Un día antes que él se fuera, me encontraba sentada en el marco de la venta de mi cuarto mirando como la lluvia caía por el cristal, Carmen me avisó que el Señor tenía visita y se encontraba en el despacho, pero una vez la cena estuviera lista éstos nos acompañarían en el comedor (me avisaba para que me arreglara por ordenes del señor, Pf! bufe molesta, claro que no bajaría) ignore a Carmen por completo, cuando de pronto una imagen cruzo mi mente

***Una mujer de cabello Castaño rojizo, su rostro estaba borroso y caminaba rápido y agitada, cuando escuchó a un hombre gritar, ésta paró de golpe:

-Elena espera, por favor, que locura vas a hacer?

-Dejame Esteban! Si todos ellos prefieren juzgarme, y nadie aquí quiere creerme, entonces tomaré la justicia con mis propias manos, lo que esos malnacidos me hicieron no tiene nombre- dijo la mujer sin rostro que al parecer se llamaba Elena, con la voz rota

-Por favor, olvida esa idea o cualquier cosa loca que te estés imaginando y ven conmigo, déjame ayudarte a olvidar, a sanar, sabes que Te amo y cuando estemos más calmados veremos que hacer, buscaremos la solución juntos- suplicó ese tal Esteban

La cara del chico se veía completamente, era de cabello rubio cenizo, cejas y pestallas negras, nariz perfilada y sus ojos eran azul turquesa como el mar, en su cara se veía la sombra de una barba de dos o tres días, sin embargo no lo recordaba, las voces se apagaron y justo cuando él la iba a besar la imagen se desintegró como humo***

Me levanté de un salto y el corazón latiendo a millones por segundos, había recordado algo? por fin Dios gracias! dije mientras alzaba mis manos al cielo. Bueno aunque solo fueron dos nombres y una cara pero, algo era algo no? la conversación no la entendí bien pero que importaba, ya después vería que había pasado. Quizás ella era una amiga en problemas que debía ayudar pero por que Alfredo no mencionó que tuviera amigas? ahora mismo bajaría a preguntarle.

Pesadilla© (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora