Veinte: Una hermosa confesión

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Ese día el clima era simplemente perfecto. No hacía mucho calor, pero tampoco estaba lo suficientemente airoso como para que te diera frió. Aquel chico peli negro observaba a las personas pasar por el ventanal de aquel café mientras bebía un sorbo del suyo.

—Y dime Min—le interrumpe aquel señor de cabellera castaña y corbata roja mientras deja su taza sobre la mesa—¿Hace cuánto juegas al béisbol?

—Mmm desde que tengo memoria, señor—contesta rápidamente dirigiéndole la mirada—Mi padre siempre ha sido fanático de ese deporte, así que no recuerdo un día en que no sostuviese un bate o pelota de béisbol—dijo haciéndole reír.

—Wow, eso explica mucho. Vi tu último juego, de verdad tienes un brazo muy potente.

—Bueno, suelo ejercitarme todos los días, señor—dijo—He tratado de mantener una fuerte disciplina y constancia, eso me enseño mi padre.

—Tú padre seguro es un hombre muy sabio, conozco a tu hermano. Es un deportista muy valioso, no me sorprende que tú seas igual—dijo cruzándose de piernas—Ahora dime, ¿Por qué nuestra universidad, Min? Sé que tu entrenador te recomendó, pero me gustaría escucharte y tomarle prioridad a tu respuesta.

—Bueno, he escuchado y estoy consiente de la reputación que los rodea y su gran calidad académica, sé que ofrecen buenas oportunidades de trabajo al graduarse—dijo siendo sincero—Además, la institución te brinda esa sensación de pertenecer. Realmente tengo mucho interés por estudiar ahí, señor.

—Y nosotros en qué te quedes—menciona poniéndose de pie—Mantendremos informado al entrenador Jonhson acerca de la beca universitaria, por lo pronto esto ha sido todo.

—Estaré muy pendiente, Señor.

—Voy caminó a una junta y tu escuela me queda de paso, puedo llevarte si quieres.

—Oh, de verdad lo agradezco. Pero antes tengo que pasar a ver a alguien.

Park observaba a través de la ventana las hojas del enorme árbol en medio del jardín cayéndose, decir que estaba aburrida está de más, moría por salir de ese lugar cuanto antes pero su padre no se lo permitía utilizando su pretexto: Te golpeaste l...

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Park observaba a través de la ventana las hojas del enorme árbol en medio del jardín cayéndose, decir que estaba aburrida está de más, moría por salir de ese lugar cuanto antes pero su padre no se lo permitía utilizando su pretexto: Te golpeaste la cabeza, eso es tan delicado. No, te quedarás mínimo una semana para que te observen. Apenas iba por el cuarto día.

Bien. No todo había sido tan terrible, a excepción de la comida, (esa si era espantosa). No iba a la escuela, le servían el desayuno estando aún en la cama acompañado de pudín de chocolate, veía toda la televisión que quería, recibía más flores que en un San Valentín, el enfermero era apuesto y podía darse un taquito de ojo de vez en cuando, pero no tan apuesto como Min cuando lo visitaba después de clases utilizando el uniforme de béisbol. ¡Joder!

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