Capítulo 01

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Y aquí estoy de nuevo escondido en un armario tratando de no escuchar absolutamente nada de lo que pase afuera de estas puertas, tapándome los oídos con mis manos, es imposible por más que lo intente aún sigo escuchando esos desgarradores sonidos, entre mis dedos pasan volando gritos de desesperación y dolor, ya no deseo escucharlos, me lastiman y más a mi madre que ella es quien grita.

Varios minutos después dejó de escucharlos, bajo mis manos y me aproximo a abrir la puerta del armario, entonces escucho a mi padre.

― ¡Perra buena para nada! espero y mañana estén las cosas como yo las quiero.

Bajo las escaleras, abrió la puerta de la entrada y salió azotándola muy fuerte, se escuchó el arrancar de su auto y se marchó.

―Lo más seguro es que iría al bar― pensé.

Espere unos segundos y abrí las puertas del armario esperando que mi mamá se encontrara bien, salí lentamente y me dirigí al cuarto donde la escena de terror había ocurrido, encontré a mi madre tirada en el suelo llorando de dolor, tenía sangre en los labios y el rostro enrojecido por los golpes, de sus ojos solo podía ver lágrimas y más lágrimas, su bata para dormir color azul cielo ya no era azul, ahora podía ver manchas de color rojo obscuro en la mayoría de el, traté de ayudarle estando con ella acariciando su despeinado y lindo cabello negro, mencionándole que todo estará bien y que lo malo ya había pasado.

Mi madre es una persona muy cariñosa, amable, una buena persona, cuando salía con ella los vecinos la saludaban y ella les correspondía, era querida por todo el vecindario; ella trabaja en una florería, es la más hermosa florería que existía, sus flores son tan lindas como ella, las personas siempre le mencionaban que sus flores contenían algo especial y que con ellas hacían feliz a la persona que las recibía, que no tenían comparación.

―Un día Jame esta florería será tuya, ¿Te gusta la idea? ― me pregunto y asentí.

― Si mami la cuidare como tú lo haces ― ella sonrió y yo hice lo mismo, me acaricio el cabello y continúo trabajando.

―Toma el teléfono Jame― me dijo quejándose de dolor, corrí por el― llama a emergencias.

Marqué al novecientos once como me había enseñado, entonces del otro lado de la línea una señorita me contesto.

―Emergencias en que puedo ayudarle.

―Mi mamá está en el suelo y herida ― dije tartamudeando.

―Tranquilo chico que todo estará bien.

―Tienen que venir pronto mi mamá está llorando y tiene sangre en su bata.

―Bien dime en qué lugar te encuentras.

―Estoy en el cuarto de mi mamá, en mi casa.

―Dime como llegar, ¿Cuál es tu calle?― creo que evito reírse ante mi tonta respuesta.

―Es la calle W. Heart, mi casa tiene el número 014.

―Bien chico tranquilo, los paramédicos van en camino, conserva la calma.

―Bueno― dije y colgué.

Me quedé tomándola de la mano, a los diez minutos, que para mí fueron eternos, escuche las sirenas de la ambulancia, salí corriendo a la puerta de la entrada, abrí y entraron los paramédicos.

― ¿Dónde se encuentra tu mamá?

―Arriba ― le indiqué

Corrí junto con ellos, empezaron a revisar a mi mamá como lo hacían en las películas.

―Su pulso está muy bajo, tenemos que llevarla al hospital de inmediato.

Subieron una camilla y bajaron a mi mamá hasta la ambulancia, subí con ella y salimos de prisa.

Llegando al hospital, los paramédicos se apresuraron y bajaron la camilla para llevarla a urgencias, corrí junto a ella hasta que un médico me indico que ya no podía pasar más adentro y que tendría que esperar, y eso hice, espere sentado.

A un lado mío se encontraba una señora con un niño, creo que también había ocurrido algo malo, la señora no paraba de llorar mientras el niño solo estaba sentado muy callado.

―Todo estará bien ―le dije a la señora sin saber lo que le había ocurrido.

Ella me miró con sus ojos rojizos por el llanto y lloro con más fuerza, creo que había empeorado las cosas, el niño me miró, tenía unos ojos color café claro y cabello corto color negro, llevaba un short blanco, una playera color negra y encima una camisa de mezclilla color azul marino, a mí parecer tenía la misma edad que yo

―Hola― fue lo único que se me ocurrido decirle, él se volteó y continúo callado, entonces decidí esperar.

Susurros al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora