Capítulo 10

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No pude dormir toda la noche pensando en Jame y en Emma, sabía que me gustaba Emma desde siempre, pero porque sentía esto por Jame, sé que mencionarle eso fue cruel de mi parte pero necesitaba tiempo para pensar y decidir que debía elegir, mi cabeza daba vueltas y no me sentía tan bien para ir a la escuela, aparte mis ojos los tenia hinchados de llorar un buen rato

―Le diré a mi madre que me resfrié y así quedarme acostado todo el día, sí eso haré ― dije en voz baja.

[...]

—Kenny vamos baja a desayunar se te hará tarde—, gritó mi madre desde la cocina y como notó que no respondí subió a verme — ¿Que pasó porque aun sigues acostado?

― Ah, no me siento bien― dije con una voz desfalleciente y tocándome la frente con la mano.

—Que tienes hijo, ¿te duele la cabeza?—, dijo mi madre con una voz dulce y asentí —Eso pasa por salir de noche al patio— dijo con voz más firmé.

― ¿Eh? ― dije espantado, ¿rayos me habrá visto?, ¿escucho algo?, ¿que no estaba dormida?

—Sí, saliste anoche al patio crees que no te escuche.

Me quede pasmado no sabía que decirle, por qué no sé cuánto había visto o si solo me había escuchado abrir la puerta o no sé, ¡rayos!

―Ok si baje al patio, ¿me viste? ― fue lo único que se me ocurrió decir-

―Soló te escuche bajar y abrir la puerta trasera, después de unos minutos escuche que entraste y subiste a tu cuarto.

―Ok― fiu (expresión de alivio), no vio nada eso creó, por qué mi madre es algo mentirosa, siempre hace lo mismo dice que no vio nada solo para que yo le diga todo, pero esta vez no diré nada.

—Bueno pero baja a desayunar para que después te tomes una pastilla— dijo y me beso la frente.

―Está bien.

Me puse ropa cómoda y baje a desayunar, había preparado quesadillas de jamón con algo de lechuga, jitomate, le había untado mayonesa y le puso salsa de tomate, estaban tan ricas, al terminar me tomé la pastilla y subí al cuarto, me propuse a dormir ya que no había descansado anoche y eso hice.

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Llegando a la escuela George me preguntó porque la cara larga, no quería hablar con nadie pero él era mi mejor amigo así que le conté todo, desde que me gustaban los hombres, quien me gustaba y que había pasado anoche, él lo tomó de muy buena manera.

―Jame que mala pata, me imaginaba lo de que eras gay, pero que te pasara eso, ¿Quieres que te ayude a romper su cara en mil pedazos?

―Haber un segundo, ¿Creías desde antes que era gay?

―Pues sí.

― ¿Desde cuándo creías eso?

―Pues creo que.... desde que te he mostrado fotos de mujeres, creo que... en segundo semestre, sí la primera vez que te mostré una foto de una mujer desnuda no hiciste alguna expresión que dijera que te gustaba, de lo contrario creo que me dijiste que porque veía tremendas jilipolleses.

―Si yo también pensaba el por qué no me apasionaban esas imágenes pero bueno esto no era el punto y sobre tu pregunta, la verdad no quiero ni verle de nuevo, si es lo que quiere entonces que así sean las cosas.

―Bien amigo date ánimos que chavales hay muchos, tal vez te gusten los gorditos y pelirrojos― dijo dándome unos leves codazos en mi brazo y mirándome con picardía.

― ¡Calla! ― le grite y después me reí con el de la tontería que había dicho, al calmar mi risa tonta le miré y le di las gracias.

―Para esos son los amigos ¿No? ― cuándo termino la frase le habrase muy fuerte aguantando las lágrimas ― Hey anda soltadme que me estrujas el desayuno.

Lo solté y nos fuimos a clase.

[...]

De nuevo era deportes, rayos odiaba esos días, no por el ejercicio, sí no por el cómo me ponían mis compañeros cuando los veía en semidesnudos.

― Jame tranquilo no vayas a excitarte ― dijo George en un tono burlón.

―Calla que se controlarme ― aunque la vez pasada me pasó desapercibido, ahora podía controlarlo pero era complicado se veían tan... y pues quien no se excitaría si los ves así.

―Bueno pero trata de no excitarte conmigo ― reímos a carcajadas.

Estaba secándome el cabello, parado frente a mi locker con una toalla en mi cintura, cuando escuche.

― ¡Guerra de toallas! ―

Todos empezaron a golpear con sus toallas húmedas, me toco unos cuantos azotes en mi espalda y en mi trasero, pero no me iba a quedar así y también entre con la toalla con la que secaba mi cabello, azote a unos cuantos muy fuerte, de pronto escuche carcajadas, vi a mis compañeros observándome, ¡rayos! mi toalla que tenía en mi cintura se había caído, me cubrí rápidamente con la toalla que traía y me senté con la cabeza abajo, las risas pararon cuando el entrenador llego a callarlos.

― ¡Que pasa aquí!— gritó, se escuchó un sonido ensordecedor― Tomás, ¿Qué pasó?

―Nada entrenador, nos reímos de Jame cuando se le cayó la toalla soló eso.

― ¿Solo eso?, que les he mencionado, nada de burlas en mi presencia—, dijo muy serio y malhumorado — ¡Ahora todos castigados! la siguiente clase darán 10 vueltas más a la cancha.

Fue un enorme ¡HA! , todos me voltearon a ver hechos furia y siguieron vistiéndose, yo hice lo mismo aun apenado.

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Sentía los ojos hinchados, había dormido casi todo el día, me senté en la orilla de la cama tocándome la cara, me levante y baje las escaleras tambaleando como zombie, miré el reloj de la sala y eran las seis de la tarde, estaba hambriento, mi madre por alguna razón no estaba

― Habrá salido a comprar algo― pensé.

Me dirigí a la cocina para buscar algo de comer, mi madre había preparado carne de res con cebolla y arroz blanco, me serví un poco y lo metí al horno de microondas para calentarlo, me senté y disfrute de cada bocado.

Mientras estaba de nuevo en mi habitación, me asomaba por la ventana que daba a la acera, veía a unos niños jugando con una pelota en plena calle, por suerte no pasan autos muy seguido por aquí, en el frente de la casa de enfrente estaban dos personas adultas sentadas en la banca azul metálica, se veían tan tiernos, la mujer recostada en el hombro de su creó esposo, pensaba en qué bonito seria estar así con mi pareja, entonces el rostro de Jame me paso por la mente, esos ojos claros, ese cabello castaño y ondulado que tapaba parte de su frente, esos labios rosados y carnosos que me habían besado con tanta calidez, con esa suave forma de moverse y hacerme perderme en ellos

― ¿Qué? ¡Ah! ― dije poniéndome la mano en la cara tratando de olvidarlo, cerré la ventana y me senté en la orilla de la cama, no dejaba de pensar en él, me levante y me dirigí a la ventana que miraba a la casa de Jame, me asome lentamente para inspeccionar si se encontraba, estaba cerrada con la cortina abajo, me quede ahí viendo el suelo recargado en la ventana, de alguna manera no quería verle pero dentro de mi decía que lo necesitaba.

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En el local mientras ayudaba a atender a la gente y mi madre estaba limpiando el suelo, ya casi hora de cerrar, termine de atender a un señor que necesitaba unos tulipanes y sonó la campana de la entrada, alce la mirada y vi entrar a...

Susurros al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora