Capítulo 4: Secretos internos.

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Pasar la noche en casa de Cobra fue un desastre, sólo tenía una cama, por lo que tuvimos que dormir en un lecho improvisado en el suelo. Me dolía mucho la espalda. Me levanté porque oí ruidos abajo. No había nadie más en la habitación en la que me encontraba, lo que quiere significar que se habrán levantado ya. Cuando bajé, me encontré a Cobra desayunando con Ray.

-Hola chicas, ¿dónde están Sael y Nail?-Les pregunté estirándome alzando los brazos hacia arriba con gesto de desperezamiento.

-Se han ido al río a lavarse y a pescar, en cuanto termine de desayunar iré con ellos, ¿te vienes?-Dijo Ray a punto de meterse una cucharada de batido de zumbaya en la boca.

-Vale, iré, necesito despejarme un poco. Le dije a Ray mientras me sentaba en un sillón, esperando a que acabase de desayunar.

-Max, ¿no quieres desayunar nada?-Preguntó cobra mientras se alzaba de la mesa para coger otro plato de sopa de hadas que le había sobrado de ayer.

-No, gracias, no tengo mucha hambre.- Le dije rechazando el plato que me ofrecía.

Pasados unos cinco minutos aproximadamente, Ray acabó el desayuno y salimos de la casa en dirección al río donde estaban Sael y Nail, unos metros más allá.

Cuando llegamos, el panorama era el siguiente: se veía un precioso riachuelo cuya agua llegaba a las rodillas que bajaba impulsada por una cascada de unos cinco metros que se situaba un poco más allá río arriba. El río estaba poblado de rocas que frenaban el agua, y habían algunos pájaros y lagartos posadas en ellas. También se podía ver a Nail cazando peces con una lanza improvisada hecha de caña y una piedra afilada. Sael estaba dentro del río, estaba sin la túnica puesta, y estaba con unos pantalones cortos puestos y ningún tipo de camiseta. Se podía apreciar, que, detrás de esa túnica, había indicios de que había hecho mucho ejercicio. Ray, al ver esto, avergonzada y roja, dijo:

-Em, bueno... Yo me vuelvo a la casa que... Tengo que ir al baño. -Y se fue corriendo raudamente a la casa de Cobra.

-¿Qué le ha dado?-Preguntó Nail mientras metía un pez rojo que acababa de pescar en un cubo de madera.

-Pues no sé, a lo mejor se ha avergonzado por ver a Sael así. -Dije mientras me reía.

-No, no creo, -Dijo Sael tímido.

-Bueno. -Dije cambiando de tema. Nail, ¿por qué has rechazado ese pez azul que acaba de picar?

-Hay determinados peces y animales en Malia que son muy venenosos, este por ejemplo, te puede paralizar en menos de una hora durante 3 horas.-Dijo Nail. -Algún día te enseñaremos flora y fauna de nuestro mundo.

-Max,-dijo Sael -¿te vienes conmigo a por frutas y bayas?

-Claro, así aprendo un poco más de lo que se puede y lo que no se puede comer.-Dije decidido, esperando a que Sael saliera del agua y se vistiera.

Caminamos en el bosque dejando en el río a Nail mientras Sael cogía frutas y bayas de todas las formas y colores.

-Bueno, dime, Sael, ¿qué haremos cuando lleguemos al refugio?

-Cuando llegueis, para asegurarnos con certeza de que sois los elegidos, os expondremos a una serie de pruebas físicas y psicológicas a las que os tendréis que enfrentar. Si sois los elegidos, las superaréis sin problemas, no os preocupéis.

-¿Y qué clase de pruebas son?

-No te puedo dar muchas pistas porque los del congreso me matarían. Sólo puedo decirte que los temas principales son: fuerza, astucia, coraje, valentía, velocidad, fuerza del amor... Hay muchas más, pero muchas veces, en una prueba harás más de un tema a la vez.

Crónicas de  MaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora