| 2 |

1.2K 88 138
                                    

─ Idiota. ¿Quién se cree para decirme esas cosas? -Hana se encaminó hacia sus aposentos con una furia que haría estremecer hasta las mismísimas Lunas Superiores, incluso su mano le ardía producto de la cachetada que le dió al Pilar-

Kaburamaru lamía su mejilla con la intención de calmarla, pero al final se resignó y se recostó en sus hombros, si escuchabas atentamente, podías escuchar los ronquidos que salían de él, sonido el cual logró tranquilizarla un poco. Al llegar a su habitación tomó al reptil y lo colocó sobre el futón para que descansara a gusto; la forma en la que se enrollaba le recordaba a los rollos de canela que tanto ama comer.

Amane-Sama golpeó la puerta con suavidad para indicarle que todo estaba listo para su baño. Al verla por primera vez, Hana quedó admirada ante tanta belleza y pureza, que al igual que Oyakata-Sama, tiene una voz muy dulce y relajante, es como si de un ángel se tratase.

Las gemelas Hinaki y Nichika llegaron con varios kimonos para Hana, entre ellos uno rosa con estampado floral. Fue una decisión complicada, pero ambas niñas se decidieron por dejar su cabello suelto, Hana les agradeció prometiéndoles que les traería dulces cuando regresara. Kaburamaru sisea aprobando su atuendo y con la ayuda de Hana se coloca sobre sus hombros, las gemelas libraron una pequeña pelea de piedra, papel o tijera para ver quién llevaría a Hana al jardín, pelea que al final terminó en un empate.

─ Vaya que mis ojos han sido bendecidos por tan vistosa belleza -La voz del Pilar del Sonido estremece a Hana. Las niñas susurran algo entre ellas y se van corriendo por los pasillos-

─ Buenos días, Tengen-Sama -Hace una reverencia-

─ Solo dime Tengen, odio las formalidades -Toma un mechón de su cabello e intenta acomodarlo detrás de su oreja, pero Kaburamaru se lo impide- vaya vaya, parece que tengo competencia -Se ríe- bueno, eso no me importa, puedo compartir a una bella dama con mi compañero Obanai.

El hombre se despide dejando sola y confundida a Hana. Tardó unos segundos captando el mensaje y sus mejillas se ruborizaron a más no poder. Si bien estaba contemplando la idea de tener una cita con Uzui ya que después de todo, es un hombre con un gran atractivo, pero la idea de que Iguro podría estar involucrado le resulta muy incómodo.

─ Parece que Tengen te ha cautivado -Una voz provoca que Hana pegue un brinquito del susto-

─ ¡Iguro-Sama! -Hana se exalta al encontrar al Pilar Serpiente recostado sobre la rama de un árbol- Pensé que estabas en tu finca.

─ No podía quedarme tranquilo sabiendo que Kaburamaru está contigo -Se baja del árbol y toma al reptil albino - al menos puedo decir que eres alguien de confianza.

─ ¿Me estabas poniendo a prueba? -Observa al bicolor disgustada, él solamente asiente- Entiendo.

El Pilar se dió la vuelta y se dirigió hacía la puerta de salida, Hana se dispuso a seguirlo en silencio. Aquel silencio se convirtió en uno realmente incómodo para Hana, ya que no sabía cómo iniciar una conversación con el Pilar, quien parece ser alguien quisquilloso e imponente que hacía que la piel de la chica se pusiera de gallina.

─ ¿Cuántos años tienes? -Dijo en voz baja con la esperanza de que no lo oyera, sabía que preguntarle a una persona sobre su edad era una falta de respeto gravísima-

─ Tengo 19 años -Se detuvo para mirarla por el rabillo del ojo- Supongo que tienes 12 o algo así -Dijo en un tono burlón-

─ En la próxima luna llena cumplo 17 -Responde molesta-

Obanai no respondió y siguió el paso en completo silencio. Media hora después llegaron a la Finca Serpiente, para sorpresa de Hana, Iguro se puso al lado de la puerta para que entrara primero, al menos tenía algo de modales y eso le reconforta, el patio estaba repleto de todo tipo de flores; entre ellas margaritas, dalias y tulipanes, pero lo que más captó su atención fueron los girasoles que adornaban la entrada.

Pequeñɑ Mocosɑ - Iguɾo Obɑnɑi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora