| 3 |

1K 84 96
                                    

─ Supongo que el Dojo de Sanemi es éste -Hana toma una gran bocanada de aire para tocar la puerta, pero antes de que lo hiciera la puerta es derribada por el Pilar- ¡B....buenos días Shinazugawa-Sama! -Hace una reverencia- Espero que...

─ ¡Llegaste 1 segundo tarde maldita enana! -El mayor se acerca hacía ella con una mirada amenazadora, logrando acorralar a Hana contra la pared- ¿Así serás en las misiones? ¿Crees que esto es cómo jugar al Otedama¹ o qué? ¡Los demonios matan a miles de humanos por día y tú llegando tarde! -Hana intentó hablar pero él no se lo permitió- ¡Como castigo harás 1000 sentadillas y 500 vueltas alrededor del Dojo!

─ Lamento haber llegado tarde Shinazugawa-Sama, estaba haciendo unas compras en el pueblo y compré algo de comer -Le muestra la bolsa con Ohagis- creo que es de mala educación llegar a una casa ajena con las manos vacías.

─ ¡Dame eso! -Le arrebata la bolsa con brusquedad- ¿Se los compraste a la anciana de la esquina? -Hana asiente- Bien, de 1000 sentadillas harás solo 999 ¡Solo por hoy maldita enana! ¡Y aleja a esa lagartija antes de que la haga estofado! -Señala a Hanabira-

La apariencia amenazadora de Sanemi es solo su carta de presentación para sus métodos de entrenamiento; métodos que pueden ser poco ortodoxos, bueno, si esa es la palabra correcta que podemos usar.

─ ¡Eres débil! -Patea a Hana por enésima vez- ¿Así pretendes que te enseñe el Aliento del Viento?

A Sanemi no le importa si eres hombre, mujer, demonio o lo que sea, él te hará desear nunca haber pisado su Dojo; te pateara, escupirá y hasta te humillará verbalmente con tal de que te rindas, ya que según él "Los débiles de mente y cuerpo no merecen formar parte de los Cazadores de Demonios"

Pasaron las semanas, y ningún ataque era efectivo contra Sanemi y su vendaval de golpes. Aún así, a pesar de los golpes y constantes humillaciones por parte del Pilar, Hana seguía intentando con todas sus fuerzas; quería demostrarle que era digna de sus enseñanzas.

─ ¡Oye enana! -Sanemi la toma del cabello y la sacude con brusquedad- ¿¡Ya te desmayaste!? ¡Apenas llevamos 5 horas de entrenamiento! Así que levanta esas nalgas y pelea.

¿Cómo Sanemi Shinazugawa terminó derribado por Hana en cuestión de segundos? Bueno, resulta que la baja estatura de Hana fue de mucha ayuda; las personas bajitas tienen un centro de gravedad más bajo que las personas más altas, y eso les otorga habilidad en las artes marciales, teniendo así una gran ventaja a la hora de derribar al oponente, así también como velocidad. Eso y gracias la Partitura Musical que Uzui le enseñó; quizás Hana no tenga el oído tan agudo como Tengen, pero aprendió a captar los sonidos de los patrones de ataque del oponente.

─ Eres buena, enana -El mayor musita mientras Hana lo ayuda a levantarse- creo que te subestimé, así que te enseñaré todo lo que sé.

─ ¡Gracias Shinazugawa-Sama! -Hace una reverencia- Prometo que no voy a defraudarte.

─ ¿Te gusta el Katsudon²? -Hana abrió la boca para responder pero el mayor no le dejó hablar- ¡No me importa si te gusta o no! ¡Vamos a comer eso, quieras o no! -La toma del brazo con brusquedad y entran a la casa-

•••

Ha pasado 2 meses desde que Hana empezó a entrenar con los Pilares, y aunque pueden llegar a ser muy estrictos les ha agarrado cierto tipo de cariño.

Uzui no para de cortejarla y presentarla ante todos como su futura esposa, haciendo que la ojirosa se ponga como todas las variedades de rojo habidas y por haber, incluso sus esposas desean que forme parte de sus vidas.

Shinobu se siente feliz de encontrar a alguien más pequeña que ella, e incluso alguien que estima mucho a Tomioka, llegando a amenazarla de matarla si lastima al Pilar del Agua.

Pequeñɑ Mocosɑ - Iguɾo Obɑnɑi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora