🍼43🍼

2.1K 112 4
                                    

•Especial TobiDei•

Deidara había conseguido un buen trabajo, no era tan lejos de su departamento y universidad, sin olvidar que la paga era buena. Cuidaba a un pequeño niño de dos años, quien se había ganado su cariño por completo. Además de que su jefe era un hombre muy guapo y soltero.

Tocó la puerta con sus nudillos para luego ver la puerta abrirse.

-Buenas tardes señor Uchiha...-saludo el más pequeño inclinandose.

-Ya te dije que llames por mi nombre Deidara...-respondió soltando una risita.-

Las mejillas del nombrado, se tiñeron de un suave color rosa y sonrió nervioso, sabía que le tomaría un poco de tiempo llamar a su jefe por su nombre. Y el contrario quería saber cómo se escuchaba su nombre en los labios del más pequeño.

Escucho un llanto acercarse, y Deidara giró preocupado, un niño pequeño, de rasgos finos se acercó y abrazó su pierna. Entre llantos trato de hablar, y explicar que le sucedía.

Su padre lo miraba serio, sin ninguna expresión.

-Bueno, ya me voy..-Habló Obito poniéndose el saco y tomando su maletín

-Llamame si me necesitas.-habló mirándolo fijamente -

Deidara asintió tragando saliva y volvió a mirar al pequeño, a quien tomó entre brazos tratando de calmarlo.

Pasaron largos minutos en donde ambos se quedaron solos y fue cuando pudo hablar.

-¿Que sucede DaeHyun?.-preguntó.-¿Por qué llorabas?.-acaricio sus cabellos negros.- El niño hizo un puchero y miró a Deidara.

-Papi, es malo.-se quejó.

Deidara lo miró confundió, en todo este mes que trabajaba con Obito, el había demostrado que su hijo era la persona más preciada para el, mimándolo a cada hora.

—¿Por qué es malo?.-preguntó levantando su mano para acariciar los cabellos del menor.

—Por que no me presta atención, por eso dibujé popo en sus hojas, y papi se molestó mucho, y ahora no me habla.-en sus labios apareció un puchero.-

Intercambio mensajes con Obito, quien le explicó en un audio lo sucedido.

Dae-Hyun había dibujado en unos documentos importantes, solo porque no quiso jugar con él.

-Dae-Hyun, lo que hiciste está mal cariño.-murmuró.-Papi trabaja para que tengas tus juguetes.-

El nombrado aparto la mirada de su niñero.

-Si papi no trabaja, no podrías ir a la escuela, no podrías comer, y no tendrías tus jueguetes.-explicó.-¿Acaso ya no quieres ver a tus amigos?.-preguntó y el contrario negó con la cabeza.-

-P-pero yo quiero que papi j-juegue conmigo.-sollozo.

-Lo se cariño, pero estos días papi está muy ocupado.-besó su frente—¿Que te parece si el domingo sales con papi al parque, y hoy le dibujamos unas disculpas para que ya no esté triste?.-

—Está bien, me gusta la idea.

Y así ambos pasaron la tarde, haciéndole un dibujo de disculpas y preparando galletas.

Luego de unas horas, Dae-Hyun quedó dormido, y Deidara aprovecho para hacer un par de tareas que tenía pendientes.

Escucho los pasitos de Dae-Hyun quien lo miraba desde la puerta.
Sus grandes ojos cafés lo miraban con mucha curiosad haciéndolo sonreír.

-¿Quieres ayudarme cariño?.-pregunto Deidara y Dae-Hyun asintió.-

Tal y como dijo, el pequeño ayudo a Deidara a organizar un documentos. Ya era de noche, y se escuchó la puerta abrirse.

𝒟𝒶𝒹𝒹𝓎 [𝒮𝒶𝓈𝓊𝓃𝒶𝓇𝓊]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora